El Gobierno no disimula su malestar por el fracaso de la reforma electoral en el Congreso. El ministro de Interior, Rogelio Frigerio, y el secretario de Asuntos Políticos, Adrián Pérez, coincidieron este viernes en que con el rechazo de los senadores Frente para la Victoria-PJ a la implementación de la boleta electrónica “ganó el miedo del sector feudal a perder territorio” y “perdió la sociedad”, aunque pronosticaron que el cambio, en algún momento, se terminará dando.
La iniciativa finalmente naufragó tras la reunión que el bloque de Miguel Pichetto mantuvo con gobernadores peronistas, quienes en su mayoría se expresaron en sentido negativo sobre la urgencia de la ley y así terminaron salvando la unidad de la bancada mayoritaria, donde había posiciones encontradas.
En diálogo con el canal Todo Noticias, Frigerio sostuvo que “no pierde el Gobierno, sino la sociedad, que no puede tener un sistema más transparente”, y aclaró que “hay muchos peronistas que apoyan” la reforma electoral. “Cuento con los dedos de una mano los gobernadores que se oponen”, agregó.
El funcionario advirtió que, más allá de este traspié, la actualización del sistema de votación “es un proceso inevitable, porque es la gente la que está demandando mayor confiabilidad, modernidad en la forma que votamos”, y recordó que “hace cien años que votamos de la misma manera”.
Para el ministro de Interior, si la intención de reemplazar la boleta en papel “no viene de la Nación, va a venir de las provincias hacia la Nación, independientemente de que haya algunos dirigentes que quieran oponerse”.
Frigerio recordó que el Gobierno no planteaba “un sistema electrónico específico” y asimismo admitió que estaba dispuesto a incorporar gradualidad a la reforma, si bien la intención original era aplicarla en las legislativas de 2017 en todo el país.
Por eso, exhortó a que “aquellos que están en contra, lo digan abiertamente”, y reconoció que “una de las pocas que lo dijeron fue la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner”.
Por su parte Pérez -quien se puso al hombro las negociaciones por el proyecto dentro y fuera del Congreso- identificó a quienes se opusieron como “un sector muy conservador de la política argentina” que se resiste, entre otras cosas, a “discutir el robo de boletas”.
Sin embargo, aclaró: “Acá no es que se le torció el brazo al Gobierno y se le gana al Gobierno. En definitiva, se le está tratando de torcer el brazo a una vocación ciudadana para que las cosas funcionen mejor, que haya más transparencia. Pero eso, a la larga, va a terminar primando”.
En diálogo con radio Continental, el funcionario explicó que la boleta electrónica “era solo un punto” de la iniciativa, que incluía, entre otras cosas, “pasarle varias etapas del proceso (electoral) a la Justicia”.
En efecto, si bien el cambio del sistema de votación era el corazón del proyecto, también se le daba a la Cámara Nacional Electoral el control del escrutinio provisorio; se eliminaba la fórmula presidencial en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) para elegir sólo candidato a presidente; y se prohibían las candidaturas múltiples, entre otros aspectos.
“Para ser justos, lo sorprendente es que la posición del sector más conservador de la política se impuso, porque hay muchos gobernadores y dirigentes que propician esta reforma. Pero hay algunos gobernadores con un peso territorial importante y político en el bloque, que hicieron primar la posición de vedar la discusión”, concluyó Pérez.
La reforma electoral había sido incluida en el temario de las sesiones extraordinarias convocadas por el Presidente, que hizo todos los esfuerzos posibles para avanzar en un Congreso donde es minoría. La semana pasada, había recibido en Olivos a nueve gobernadores que habían manifestado su apoyo a la ley. Pero la foto no convenció al bloque del Frente para la Victoria, que terminó por patear la discusión.