Apenas unas fotos de la familia, y no mucho más. En los casi dos meses que lleva como gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal no ha reparado en las instalaciones de la residencia de Gobierno. Mucho menos, planea redecorar, o siquiera cambiar algún cuadro de lugar.
Cuando llega a La Plata, va directo a su despacho. Antes, se comunica por teléfono con su hombre de confianza, el ministro de Gobierno, Federico Salvai. Con él tiene línea directa, y contacto permanente.
El funcionario es, además, uno de las figuras que más conoce a Vidal, no solo en la gestión, sino también en su contexto doméstico.
"Está contenta, entusiasmada, con un ritmo de laburo infernal", afirma el funcionario cuando Letra P lo consulta sobre el ánimo de la gobernadora, a partir de su nuevo y complejo cargo.
La mandataria continúa viviendo en su casa de Castelar, en Morón, junto a su marido, el intendente Ramiro Tagliaferro, y sus tres hijos, María José (Majo), Camila y Pedro.
Pero es inminente la mudanza, ya que la propiedad, que linda con varios vecinos, no resulta suficientemente segura. De hecho, hasta los lugareños, que conocen a la familia desde hace muchos años, ven alterada su vida cotidiana con la presencia permanente de la seguridad de gobierno.
Para su traslado, la mandataria cuenta con uno de los seis helicópteros de la Dirección de Aeronavegación de la provincia, que permanece 24 horas a su disposición. Aunque, en la mayoría de los casos, viaja en auto, ya que muchas de sus actividades las desarrolla en la Ciudad de Buenos Aires.
A diferencia de su antecesor, Daniel Scioli, quien explotó al máximo los medios audiovisuales, “Mariu”, como la apodan, descartó camarógrafos y limitó al máximo los videos de gestión.
También dejó de lado la lógica sciolista de recorrer infinidad de lugares en poco tiempo.
Vidal realiza una sola actividad pública por día. Puede ser en La Plata, en otro punto de la provincia o acompañando al presidente, Mauricio Macri. Esa actividad se traduce en una gacetilla, con foto. Pero no se realizan más transmisiones en vivo ni se envían videos a los canales, salvo alguna situación eventual.
La agenda pública de la gobernadora resulta casi una receta culinaria, donde se dosifican de forma precisa los ingredientes. Cada quince días, hay una visita a un vecino, que puede ser por timbreo. O un segundo encuentro (prometido durante la campaña) a una víctima de la mala acción del Estado, como sucedió con la mamá de Nahiara, la nena fallecida por negligencia en un hospital público de Berisso.
Una vez por semana, aunque sin día fijo, Vidal comanda la reunión de gabinete, que se desarrolla cada quince días en La Plata, a partir de las 8.30, y el resto de las ocasiones en alguna otra localidad de la provincia.
Cuando esto sucede, invita al intendente a participar, más allá de su color político. De hecho, aunque en la mayoría de los casos fue en comunas del PRO, como Tres de Febrero (Diego Valenzuela) y Lanús (Néstor Grindetti), también hubo una reunión en San Martín, con el jefe comunal del FpV, Gabriel Katopodis.
El formato de los encuentros son calcados de las reuniones que inició Macri en la Ciudad de Buenos Aires, donde hay un orden de exposición y un intercambio respecto a temas centrales.
Roberto Gigante es el nexo de los ministros con Vidal, y es, además, el otro hombre fuerte del gabinete bonaerense.De perfil bajo y buenos modos, el ministro de Coordinación y Gestión Pública se maneja con mucha autonomía en el equipo, debido a la alta confianza que le tienen, no solo Vidal, sino el propio Macri.
En su nuevo rol, la gobernadora se muestra menos espontánea y más controlada que durante la campaña. Y aunque sus allegados no le reconocen exabruptos, remarcan que “es una mujer de mucho carácter”.
Rigurosa en sus hábitos, Vidal logró bajar de peso durante el último tramo de la campaña, siguiendo de forma metódica una estricta dieta alimentaria.
Su indumentaria también sufrió un leve cambio, vinculado no sólo al protocolo de su nuevo rol, sino también a la imagen más seria que quiere transmitir.
Aunque conserva sus jeans y sus camisas holgadas, sumó al vestuario algunos vestidos de corte clásico y tono oscuro. Mientras que el pelo lacio y suelto y la escasez de accesorios son una marca registrada difícil de modificar.
“Carácter fuerte y apariencia sencilla”. Ése es el “fisic du rol” que busca mostrar la gobernadora bonaerense, que copa la escena política de la provincia tras 28 años de mandatos peronistas.