Estamos siendo testigos del atropello sobre el Fútbol para Todos, ejemplo claro de la ampliación de derechos y reconocimiento a la decisión que tomó el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner que contó con el apoyo y el esfuerzo de millones de argentinos.
La decisión de entregarle la transmisión (y el negocio!) del fútbol argentino a medios de comunicación privados es el claro ejemplo de que lo que denominaron “campaña del miedo” durante 2015 no fue más que un acierto del espacio político del Frente para la Victoria. Anunciamos punto por punto lo que se venía con la llegada del gobierno neoliberal y entreguista de Mauricio Macri. Y así fue: ajuste, devaluación, despidos y represión. En menos de dos meses de gobierno, la Alianza Cambiemos se ha llevado puesto miles de puestos de trabajo, ha provocado un ajuste feroz sobre el bolsillo de los argentinos, ha reprimido, perseguido y encarcelado a dirigentes por reclamar por sus derechos. Y hoy nos encontramos con que estamos ante el riesgo latente de perder lo obtenido, de pasar a tener un Fútbol para Pocos, y poner en jaque el placer de vernos reunidos para disfrutar de la pasión de todos los argentinos.
A través de la decisión del Poder Ejecutivo ya no serán televisados por la TV Pública ni Boca ni River, sino que quedarán en manos de Canal 13 y Telefé, dos canales privados que obtendrán el beneficio de comercializar la pauta publicitaria de los partidos más vistos de nuestro fútbol, siendo un negocio redondo para los privados mientras que el Gobierno nacional obtiene el favor del blindaje mediático del multimedio Clarín y sus asociados.
Esto no es todo. Entra en peligro el alma del Fútbol para Todos: ver fútbol gratis en cualquier punto del país y sin tener que abonar ni un solo peso. En algunas ciudades de nuestro país la única forma de acceder a sintonizar Telefé y Canal 13 es a través de la televisión por cable. Es el caso de Olavarría, ciudad importante de nuestra Provincia de Buenos Aires. ¿Y cuál es la operadora de cable que mantiene el monopolio y brinda el servicio? Si, Cablevisión. Aquello que recitaba el artista Cazuza y que luego supo cantar Bersuit en El Tiempo no Para, “hoy vemos al futuro repetir el pasado”. Los argentinos somos testigos de cómo sin tapujo y con el único mandato provisto por los medios concentrados, el gobierno de Macri entrega el negocio del fútbol a las mismas manos que nos dejaron viendo la tribuna durante décadas mientras se llenaban los bolsillos a costa de los derechos de nuestro pueblo.
Como no falta quien repita el argumento falaz de “el fútbol no es gratis porque yo pago los impuestos y con eso pagan FPT”, va la corrección una vez más. La puesta en marcha desde 2009 del programa Fútbol para Todos se sostuvo desde la compra de derechos de televisación a la AFA y la transmisión gratuita de todos los partidos a través de la televisión abierta. Hoy la Alianza Cambiemos, tras denostar, minimizar y banalizar el derecho adquirido, nos lleva a la trampa de pagar doble: primero los impuestos y luego la televisión por cable para poder ver a nuestros equipos. Y si como vienen elucubrando ver los partidos por HD también tendrá un costo extra… ¿era este el cambio del que tanto hablaban?
Los derechos reconocidos durante los gobiernos de Néstor y Cristina, los 12 años de inclusión y puesta en marcha de una Argentina para todos, la puesta en valor del trabajo y el esfuerzo de los argentinos no pueden ser desconocidos ni vilipendiados por ningún dirigente ni ningún gobierno de turno. Decía el notable Eduardo Galeano que el fútbol es la única religión que no tiene ateos. Conocedor de las pasiones que provoca en todo el mundo y sin dudas en nuestro país, el escritor uruguayo estaba en lo correcto y no está de más afirmar que con la conciencia y la organización de los millones de argentinos que nos sabemos dueños de nuestros derechos no permitiremos que se ponga en juego lo conseguido. Sepa el señor presidente Macri y su gabinete que del otro lado de la pantalla que los protege nos encontramos los que como peregrinos vamos a militar y a hacernos valer porque ya hemos conocido lo que es ser ocultado y llevado al ostracismo y estamos convencidos que a ese agujero no queremos volver nunca más.