El próximo 17 de julio se cumplirán siete años de la histórica sesión en la Cámara de Senadores de la Nación, que puso fin a un conflicto que se extendió durante cuatro meses entre el Gobierno nacional y la Mesa de Enlace. “Mi voto no es positivo”, la frase del entonces vicepresidente Julio Cobos, quien debió interceder para desempatar, fue el corolario de un enfrentamiento que hizo tambalear la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner cuando había asumido apenas seis meses antes.
Sin embargo, los resabios de aquel feroz enfrentamiento por el polémico esquema de retenciones móviles, estuvieron latentes en cada intento de recomponer la relación con el sector y, a tres meses de las elecciones que consagrarán a un nuevo jefe de Estado, ‘el campo’ decidió retomar la medida de fuerza y volver a las rutas.
La composición del sector es diferente, ya que la Federación Agraria (FAA), que retomó el vínculo con el Gobierno, se excluyó del plan de lucha que Coninagro, Sociedad Rural Argentina (SRA), y Confederaciones Rurales Argentinas anunciaron para el próximo 17 de julio, bajo la consigna “No maten al campo”.
De acuerdo a lo manifestado por las entidades, las medidas resueltas se enmarcan en la incesante presión impositiva, la intervención de los mercados, las retenciones, la ausencia de competitividad, los ROE y las recomendaciones oficiales en cuanto a los precios.
El reclamo agrario ya comenzó en el sudoeste de la provincia de Buenos Aires, donde la situación se encuentra en un punto crítico, con productores alistados en las rutas, en reclamo de la Tasa Vial que cobran los municipios, las elevadas retenciones al trigo y la mezquindad del Ejecutivo para promover permisos de exportación.