Mientras Daniel Di Sabatino continúa respaldándose en la estructura del justicialismo ortodoxo, de esa liga de intendentes que encabezan Julio Pereyra y Alberto Descalzo, las agrupaciones más kirchneristas se juegan por la candidatura de Diego “Chapu” Barrale, un joven funcionario de la ANSES que se decidió a jugar fuerte por el municipio.
Sin importarle la custodia oficial, estuvo en la Quinta 17 de Octubre en el momento que Di Sabatino era el orador principal. “Un intendente no puede acordarse de gestionar el municipio un mes antes de las elecciones, ese tipo de prácticas forman parte de una forma de hacer política a la que ya no se puede volver. Ese es uno de los motivos centrales de nuestra candidatura”, dijo el camporista.
“Nosotros trabajamos y militamos todos los días de sol a sol. Él no supo convocar y conducir al conjunto del Frente para la Victoria, se quedó con los suyos, estacionó el auto y descansó en los laureles del proyecto", agregó en forma lapidaria.
Para marcar más diferencias, le apuntó a la tibieza de su competidor en cuanto a la definición de una fórmula provincial: “Llama la atención que Di Sabatino no quiera decir públicamente cuál es la precandidatura que quiere apoyar en la gobernación de la provincia. Un candidato no puede separar lo que piensa de lo que hace, creo que es hora de que los dirigentes digamos lo que pensamos, los candidatos tienen que hacer públicas sus ideas".
En el cierre, recordó la calidad de su lista y comparó lo que pasa en ese distrito con Lanús donde Darío Díaz Pérez decidió dejarle paso a Julián Álvarez. “Darío (Díaz Pérez) es un compañero que entendió el rol que le toca ocupar en este momento en el proyecto, y está trabajando para que Julián Álvarez sea intendente de Lanús. Cuando las ambiciones personales se ponen por encima del proyecto político se daña a la política y también a la gente", finalizó.