El estilo duro y sin filtro de Alejandro Granados volvió a los primeros planos el día que Daniel Scioli anunció su llegada a la cartera de Seguridad para hacerse cargo de los problemas estructurales que tiene la provincia de Buenos Aires. Sin importarle el desgaste, la oportunidad de llevar “el modelo” Ezeiza a los 135 municipios no le quitaron ambición de ir por otro período en el suyo a pesar de que prometió no volver a intentarlo.
El caudillo de la Tercera buscará otro mandato desoyendo el pedido que Cristina Fernández de Kirchner, que repitió en su última cadena nacional, cuando pidió más baños de humildad en La Pampa.
Granados, el Sheriff, le había prometido a la “jefa” que iba a dejar preparado el camino para instalar a Dulce Granados como candidata aunque, como demostró el cierre de listas, eso no sucedió. El operativo retorno se plasma luego de caminar ciudades para Scioli presidente, una apuesta que favoreció a un escenario de vuelta que no estaba en los planes de Nación y que genera malestar.
La historia cuenta que, en la demanda de renovación, CFK había solicitado un nuevo aire. En esa jugada, a pesar de caratularse como un ferviente militante del proyecto nacional kirchnerista, no terminó de plasmar real lealtad. Su regreso, según cuentan, es la necesidad de mantener estructuras de poder que no alteren la fuerza que se sostiene desde hace muchos años.
Esa actitud se expuso cuando empezó a caminar las principales comunas bonaerenses. Como informó Letra P, la tarea de llevar el proyecto de Policías Locales (también denominadas como municipales) le sirvieron para sumar prestigio en el sciolismo. De a poco, convenció a propios y extraños de que las fuerzas de seguridad necesitaban una impronta de cada distrito y, de paso, de que Scioli era la mejor opción en el justicialismo.
Así sobrevivió a los chispazos en la Legislatura, al acuartelamiento de La Bonaerense –que se contagió de la policía cordobesa– y llegó a los diferentes operativos en la Costa Atlántica, los que le dieron felicitaciones, una y otra vez, de su referente político. “Avanzamos, junto a Alejandro Granados, en la lucha contra el delito”, decía el único presidenciable kirchnerista.
Tal era la confianza, que Granados se animó a plantear que abandonaba su carrera política cuando llenara de policías la Provincia, aunque sus palabras se las llevó el viento. En ese retroceso, tendrá oponentes que pueden generar morbo en los medios. Su hermana, Leonor, irá con la boleta del Frente Renovador para agregarle otro condimento a la compleja realidad de la familia, que mantiene serias divisiones desde lo político.
“Hay inseguridad, no lo vamos a negar pero nosotros venimos atacando el flagelo, sacamos la gente de las comisarías y la pusimos arriba de los patrulleros. Hoy, los delincuentes pierden muchas y cada vez van a perder más”. La frase de Granados es un fiel reflejo de lo que fue su gestión, y que promete volver a instalar a fondo en su pago chico cuando, los vecinos, “ratifiquen” en las urnas en agosto y octubre.