En una elección con un final dramático, el Frente Progresista se imponía en el recuento provisorio por una diferencia menor a los tres mil votos frente al PRO y lograba retener el poder en la provincia de Santa Fe. El socialista Miguel Lifschitz anunció el ajustado triunfo poco antes de las 22, en el búnker de Rosario. Desde Santa Fe, Miguel Del Sel cuestionó el resultado junto a Mauricio Macri, quien de confirmarse la tendencia sufriría una derrota vital para su candidatura presidencial. El peronista Omar Perotti quedó tercero, apenas un punto por debajo del ganador, en lo que significa una enorme recuperación de esa fuerza en la provincia.
Desde las horas previas el socialismo anunciaba que la pelea final sería voto a voto. Los principales dirigentes transmitían confianza en sus declaraciones y auguraban una victoria, aunque advertían que no sería por un margen mayor a dos puntos. “Nosotros ya estamos acostumbrados a esto. Todas las elecciones las ganamos así, sobre el final”, decía la diputada Alicia Ciciliani al llegar al búnker montado en el Patio de la Madera, en Rosario. A diferencia de las elecciones primarias, cuando el Frente Progresista se dividió entre Santa Fe y Rosario, esta vez se refugió en su histórico bastión, donde recibió los resultados de las elecciones de 2011, en las que también peleó hasta último momento contra el PRO. Aquella resultado también fue favorable, aunque la diferencia fue de tres puntos.
“Santa Fe sigue siendo progresista, vamos a celebrar esta noche. Tenemos mucho más futuro que historia”, dijo exultante Lifschitz sobre el escenario, cuando todas las figuras del Frente Progresista subieron a festejar la victoria. En una arriesgada jugada, cuando aún el escrutinio oficial daba por ganador a Del Sel– ya antes de que el PRO saliera a adjudicarse la victoria –el oficialismo anunció un ajustado triunfo en base a los datos recogidos por las mesas testigo que el socialismo tiene repartidas estratégicamente en toda la provincia. El resultado arrojaba una diferencia de apenas 0,5 por ciento de los votos en Santa Fe y de dos puntos a favor de Mónica Fein en la intendencia de Rosario, por sobre Anita Martínez. Para los operadores del socialismo, para ese entonces la tendencia no era reversible.
En la previa, el candidato del oficialismo había transmitido tranquilidad a sus electores. “Nosotros estamos muy confiados, vemos que hubo un vuelco en los últimos días”, dijo el candidato del socialismo por la tarde, cuando fue a votar. A diferencia de los otros candidatos, que sufragaron antes del mediodía, Lifschitz recién se acercó a emitir su voto a las 17, como lo hace históricamente, a modo de cábala.
Ante la movida del socialismo, en el búnker del PRO reinaba el desconcierto. En las horas previas a la elección, los operadores del macrismo habían asegurado que se consagraba en la provincia por una diferencia de cinco puntos, una brecha que se fue achicando con el correr de las horas. En Rosario, aunque días antes de la elección el PRO aseguraba que su candidata le arrebataba la intendencia a Fein con una diferencia de tres puntos, las expectativas bajaron el mismo domingo. Martínez dejó flotando esa idea cuando anunció, por la mañana, que viajaba rumbo a Santa Fe para apoyar a Del Sel. Desde su entorno aseguraron que la concejal viajaba para llevarle su triunfo a Mauricio Macri, pero en la ciudad se especulaba con que su salida de Rosario insinuaba una derrota, que se concretó.
“Para nosotros estamos cinco puntos arriba. En 2011 Del Sel perdió por tres puntos, sin candidatos en Rosario ni Santa Fe y con armado en solo 60 localidades. Ahora tenemos candidatos competitivos en las dos ciudades y armamos 170 localidades”, explicaba en la semana previa un operador político del PRO. Sin embargo, el propio Macri deslizó la semana pasada entre sus íntimos su preocupación por lo que creía que no sería un resultado garantizado en la elección, pese a que Del Sel se había impuesto en las primarias por un margen de más de tres mil votos ante el Frente Progresista. Casi la misma diferencia por la que pierde en las elecciones generales.
"No está bueno lo que ha sucedido en este proceso electoral, lo que sucedió en el escrutinio de las PASO y lo que vimos esta noche, con los candidatos del Partido Socialista festejando un triunfo que está lejos de ser realidad", dijo Macri en el búnker del hotel Los Silos, en la ciudad de Santa Fe, donde el PRO instaló su centro de campaña, después de que el Frente Progresista anunciara su triunfo. Antes, Del Sel se había adjudicado la victoria. “Nuestros boca de urna dicen que ganamos”, aseguraba el candidato macrista.
En la previa a la elección, el PRO había advertido su estrategia en caso de derrota.“Si no gana Del Sel, es porque el socialismo hizo fraude”, decían operadores del macrismo, seguros del triunfo.
Para el peronismo, la apuesta a Perotti salió mucho mejor de lo que muchos operadores especulaban en la previa. Después de que María Eugenia Bielsa decidiera rechazar la candidatura, el diputado nacional se cargó al hombro la campaña y largó, desde atrás, en una carrera contra el referente del oficialismo provincial, Lifschitz, y Del Sel. El 29 por ciento obtenido, apenas un punto por debajo del socialista, quedó muy por encima de las expectativas y de las últimas elecciones del peronismo en la provincia.
De confirmarse el resultado en el recuento definitivo Perotti habrá crecido casi ocho puntos entres las primarias y las elecciones generales. El candidato del PJ recibió durante la campaña el apoyo de Daniel Scioli, tuvo el acompañamiento del secretario de Seguridad, Sergio Berni –quien recorrió varias veces la provincia con Perotti y la Gendarmería– pero provincializó su discurso y casi no mencionó a la Presidenta. La estrategia le dio buenos resultados. Aunque los números ni fueron los que indicaban los boca de urna del peronismo –que daban por ganador a Perotti, con 33 puntos, sobre 30 de Lifschitz y 27 de Del Sel– en el peronismo fueron celebrados como una victoria.
Con un escrutinio provisorio que arrojó una diferencia de poco más de dos mil votos en favor de Lifschitz, versiones cruzadas sobre las mesas testigo y el antecedente negativo de las primarias, la jornada electoral terminó cargada de acusaciones entre los candidatos. Tanto Perotti como Del Sel pidieron conocer el escrutinio definitivo para anunciar los resultados, mientras que desde el socialismo afirman que, si bien habrá que esperar hasta esa instancia, el triunfo no está en riesgo.
En este escenario, la elección santafesina se convirtió en una pieza clave para esfera nacional. Si un triunfo de Del Sel se convertía en una trampolín para la carrera presidencial de Macri, una derrota dejaría al jefe de Gobierno en una situación complicada, toda vez que Santa Fe era el triunfo sobre el cual el PRO pretendía montarse para llevar “el cambio” hacia otros territorios. Para el peronismo, en cambio, gran elección de Perotti significa un espaldarazo para la candidatura de Scioli.