La Legislatura porteña está que arde porque entre los diputados de la oposición se pelean por ver quién es más opositor al PRO en un año eleccionario que ya arrancó con una victoria rotunda del macrismo en las PASO y que seguirá con la elección general el 5 de julio, en donde Eco y el FpV aspiran a forzar una segunda vuelta.
En esta competencia, propia de un año electoral, un puñado de legisladores opositores al macrismo, se la agarraron con los representantes del flamante frente Eco por su “tibia” oposición. La gota que rebalsó el vaso se produjo este lunes, pero el problema viene desde hace tiempo.
El 10 de diciembre de 2013, producto de la renovación legislativa, se conformó en el Parlamento porteño el interbloque UNEN, formado por el radicalismo, la Coalición Cívica, el Partido Socialista Auténtico, Verde Alameda, Proyecto Sur y el Partido Socialista.
Durante todo el 2014 el interbloque kirchnerista y el de UNEN se peleaban por ver quién era más opositor al PRO aunque ambos fueron vitales para que el macrismo lograra aprobar distintas leyes, algunas pedidas directamente por Mauricio Macri.
A pesar de las chicanas de uno u otro lado, los dos interbloques tuvieron su momento para ser funcionales al PRO; incluso en la misma jornada. La situación más cómica se vivió el 8 de mayo de 2014, cuando, en cuestión de minutos, el FpV prestó sus votos al macrismo para una iniciativa y el ex UNEN hizo lo propio para otra.
El kirchnerismo ayudó al PRO a sancionar el traslado del Instituto Espacio para la Memoria (IEM) a la órbita nacional y el antiguo UNEN colaboró para autorizar al Gobierno porteño a tomar un préstamo externo para regularizar la deuda local. Todo pasó en cuestión de minutos y se habló “pacto PRO-K” y de “pacto PRO-UNEN”. Mientras tanto, la izquierda se divertía hablando del “co-gobierno”.
Mucha agua pasó bajo el puente de esa fecha hasta la actualidad. Entre otras cosas, el interbloque UNEN empezó por perder al bloque Verde Alameda y luego explotó en pedazos, como sucedió a nivel nacional. Además, el Frente Renovador irrumpió en la Legislatura con el pase de Javier Gentilini, que hizo desaparecer a Proyecto Sur.
Luego de que Martín Lousteau y Graciela Ocaña acordaran ir juntos a una primaria bajo el flamante frente Eco, los integrantes del ex UNEN del Parlamento porteño pasaron automáticamente a ese frente. En paralelo, el acuerdo entre Ernesto Sanz (UCR), Elisa Carrió (CC) y Mauricio Macri ya estaba completamente sellado.
Bajo esa situación, en la Legislatura, buena parte de la oposición empezó a mirar con desconfianza a los integrantes de Eco, aunque especialmente a los radicales y a la ex ministra de Salud, que siempre votó en sintonía con el macrismo.
La situación recrudeció este lunes durante la reunión de la Comisión de Desarrollo Económico, cuando la oposición apabulló a preguntas al titular de la AGC, Juan José Gómez Centurión, sobre la tragedia de Iron Mountain de febrero de 2014.
Una parte de la oposición se sintió disconforme con la presentación del titular de la Agencia Gubernamental de Control, pero también con el accionar de un sector de la oposición al macrismo. Algunos legisladores cargaron contra los radicales, a quienes acusan de tener una “actitud pasiva” a la hora de criticar al oficialismo porteño y que evitan “confrontar” con el PRO por el acuerdo electoral que forjaron a nivel nacional Macri, Sanz y Carrió.
“Hablaron muy poco los radicales”, bramó ofuscado un diputado que presenció la reunión. En la Legislatura porteña, Hernán Rossi y Juan Nosiglia representan a la Unión Cívica Radical y al radicalismo dentro del interbloque Eco, que también integran la Coalición Cívica, Confianza Pública, el Partido Socialista y el PSA. Se trata de todos los legisladores que apoyan a Martín Lousteau en su carrera por la Jefatura de Gobierno, pero que sus líderes políticos nacionales acordaron ir a internas con Macri.
“No quiere pelearse mucho con el PRO en este momento electoral”, graficó una legisladora kirchnerista que estuvo en la reunión que se llevó adelante en el Salón Montevideo del Parlamento local.