Pasadas las 21 del domingo en el que debutaron las PASO en la Ciudad de Buenos Aires, la senadora nacional Gabriela Michetti subió al escenario para reconocer la victoria de su rival en la interna, Horacio Rodríguez Larreta.
Mientras la ex vicejefa de Gobierno hablaba, abajo, entre medio del público presente, un hombre que suele recorrer los programas más bizarros de la televisión argentina festejaba y vitoreaba eufóricamente.
Para esa hora, el búnker que el PRO instaló en el coqueto complejo Costa Salguero estaba colmado de periodistas, camarógrafos, fotógrafos, productores de radio y televisión, y funcionarios y dirigentes del partido.
Previo a toda esa instalación, hacía su ingreso triunfal el simpático Mago Sin Dientes acompañado de un imitador del Papa Francisco que hasta promocionaba su “actuación” y ofrecía su contratación para eventos sociales.
Los flashes de las cámaras se entretuvieron buena parte de la jornada con el Mago porque los dirigentes del partido tardaron en aparecer y, a medida que llegaban, se acomodaban en el cuadrilátero, vallado, que tenían reservado para los hombres y mujeres del partido que gobierna la Ciudad y sus familiares. Muchos se mantuvieron alejados de las cámaras en todo momento.
A pesar de esa buena sintonía con el Mago Sin Dientes, luego los camarógrafos de televisión pasaron a “odiarlo” porque, cada vez que Michetti hablaba, levantaba su galera por los aires e interrumpía la visión del lente de las cámaras de los canales de televisión que estaban transmitiendo en vivo y en directo.
“Bajá la galera, tarado”, le gritaban los camarógrafos enojados al hechicero del PRO que no paraba de repetir la acción una y otra vez desatando cada vez más la furia de los trabajadores de la prensa presentes.