Jaqueado en Casación, Bonadio busca apoyo en Scioli y Macri para seguir en el caso Hotesur
Letra P.- Entre hoy mañana se podría decidir la suerte del juez. El antecedente del caso Nisman y los favores de La Ñata. Bonadio amagó con renunciar y se lo dijo a Corach. Hornos, el juez que tiene la llave del caso y su cercanía a la SIDE.
A punto de que se decida su futuro en el caso Hotesur, Claudio Bonadio lanza mensajes contradictorios. Se siente confiado porque dice que los camaristas Luis Cabral y Gustavo Hornos lo van proteger de la recusación de la sobrina de la presidenta Cristina Fernández, Romina Mercado. Pero a la vez les hace llegar a amigos cercanos como Miguel Ángel Toma o Carlos Corach que si lo remueven, automáticamente presenta su renuncia.
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Una vez más, en otro caso que altera al espectro político, el sciolismo sale a la cancha de los tribunales de Retiro. Ya sucedió con la desestimación de la denuncia de Alberto Nisman por parte de la Sala I de la Cámara Federal. Para el entorno directo de Daniel Scioli, la maniobra fue eficaz pero poco discreta porque se filtró en la prensa lo que debía entenderse como un favor personal hacia la Presidenta. Se habló demasiado de un supuesto lobby del dueño de Casa Rodó, Rodolfo Cuiña, sobre el camarista Jorge Ballestero, a quien conoce de la platea de River.
Pero cualquiera que conozca la intimidad de La Ñata está en condiciones de asegurar que lo de Cuiña fue solo un rumor, que en ese momento Cuiña estaba de viaje por Estados Unidos y que el verdadero artífice del voto de Ballestero no sería otro que Rubén Mousalli, el “turco”, íntimo del Gobernador y muy amigo del hermano del camarista federal. No por nada Scioli estuvo en primera fila el día que Ballestero juró para ese cargo.
El caso Bonadio no da lugar a ningún tipo de error. Esta vez en lugar de favorecer a Olivos se trata de dar por tierra con la recusación contra el juez que quiere investigar el caso de los hoteles presidenciales. El juez llega al sciolismo tanto por Corach como por Rodolfo Canicoba Corral, otro magistrado que ya se embarcó en la Ola Naranja.
Por estas horas ya se sabe que el voto decisivo es el de Gustavo Hornos. El problema para Bonadio es que Hornos ha respondido en reiteradas ocasiones al operador Javier Fernández, enemigo de Bonadio. El integrante de la Auditoria General de la Nación (AGN), ahora en baja, tiene por un lado la opción de fusilar a Bonadio pero a la vez de dejarle vía libre para que este siga indagando en la contabilidad de Máximo Kirchner.
El asunto se complejiza todavía más por el hecho de que Hornos quiere ser procurador general y que para eso pidió una reunión con Mauricio Macri. Este dato es esencial para Bonadio porque quizás su último refugio esté más cerca del amarillo que del naranja, más aún si se considera su reciente amistad con el boquense Daniel Angelici.