El ministro de la Corte Suprema a cargo de la “Operación Lava Jato” (lavadero de autos), Teori Zavascki, que develó el escándalo, no aceptó el pedido “por errores técnicos”.
La presentación había sido realizada por miembros del partido PPS (centro izquierda) y contó con el apoyo de figuras de otras agrupaciones, como el senador socialdemócrata Aecio Neves, derrotado por Rousseff en las elecciones de octubre pasado por un estrecho margen.
La megacausa de Petrobras investiga una confabulación empresaria y política que operó dentro de la petrolera estatal y giró ilegalmente unos 4.000 millones de dólares durante la última década.
Esa trama tiene bajo investigación a 13 senadores, 22 diputados y 2 gobernadores, entre otros.
Esta semana, la fiscalía general denunció formalmente a 27 personas, entre ellos al tesorero del gobernante Partido de los Trabajadores (PT, izquierda) Joao Vaccari Neto, por los delitos de corrupción y lavado de dinero.
La acusación es analizada por un juez en Curitiba (sur), que deberá decidir si inicia o no un proceso en su contra.
Rousseff está bajo fuego desde que comenzó su segundo mandato en enero, con varios frentes de tormenta simultáneos, entre ellos la crisis en Petrobras que puso el foco en la financiación presuntamente ilegal de su propio partido, y la economía que no logra dar señales positivas.
El miércoles, una encuesta mostró un derrumbe de su popularidad al 13%, un retroceso de 10 puntos desde febrero, así como un rechazo a su gestión del 62%, según la encuestadora Datafolha, una de las más fiables en Brasil.