Las 80 páginas del fallo de la Cámara Federal que confirmó el procesamiento a Amado Boudou son imperdibles si se analizan a un nivel subliminar a partir de las relaciones y las peleas entre los integrantes de la Sala I, la política y sus respectivos operadores.
Hay ganadores y perdedores, pero fundamentalmente el fallo ratifica que al vicepresidente se le están cerrando todos los salvoconductos imaginables desde lo procesal.
El voto del juez Jorge Ballestero tiene pasajes reveladores porque colocó la lupa sobre Daniel Scioli cuando reparó en la figura de Guillermo Gabella, lobista de la empresa de juego Boldt, cercana al gobernador.
Comienza así a aparecer en el expediente una trama que Boudou había prometido contar en una segunda indagatoria para hablar de “las responsabilidades políticas de la Causa Ciccone”.
Por ahora Ariel Lijo prefiere posponer esa segunda citación, algo que es obvio si se mide la relación del juez con el gobernador. Ballestero le dio particular importancia al testimonio de Lautaro Mauro, entornista de Scioli y habitué durante enero de la casa de Marcelo Tinelli.
Es complicada también la situación de Ricardo Echegaray. El mandamás de la AFIP comienza a recorrer el mismo camino que su ex jefe de gabinete Rafael Ressnick, que ya está procesado por los beneficios impositivos que recibiera la calcográfica bajo el control de The Old Fund.
La embestida a Echegaray queda plasmada en el fallo Eduardo Farah, camarista de confianza del operador judicial Javier Fernández, que desde la muerte de Alberto Nisman está recluido en una quinta en la zona oeste del Conurbano.
El banquero Jorge Brito también está cerca del offside. Los camaristas le pidieron a Lijo que avance sobre Máximo Lanusse, gerente de Brito. Este aviso confirma grietas en las palancas del Frente Renovador: Farah (Fernández) va contra Brito, que es sponsor de Massa que tiene entre sus recaudadores a Dario Richarte, el socio de Fernández en el estudio que acaba de declinar la defensa de Boudou.
Esa afronta sólo se puede explicar por una emoción superior a la amistad Fernández-Richarte: el desprecio que el integrante de la Auditoria General de la Nación expresa sobre el banquero Raúl Moneta, socio de Brito en la aventura Ciccone.
Guillermo Renwick está entre los ganadores porque fue liberado de sospecha. Todavía no es claro cuánto le debe el empresario al gran sostén que tuvo por parte del gremialista Luis Barrionuevo.
El abogado Máximo Rusconi es otro gran perdedor. El representante del técnico Diego Lagomarsino defiende a Nicolás Ciccone, que seguirá procesado. Ese resultado debería atriburise a algún pleito que Rusconi habría tenido en la última semana con el ex espía Jaime Stiuso.