Desde que ganó las elecciones, hace ya un mes y nueve días, María Eugenia Vidal viene machacando con un aviso: gobernará una provincia con serias dificultades financieras. De hecho, este viernes, presentó su gabinete blandiendo una queja en ese sentido: "Recibimos una caja en cero", pataleó. No obstante, en el acto que encabezó en el microestadio de Lanús, a sólo seis días de tomar el mando, no pudo anunciar quién será su recaudador, un cargo que, a la luz de tan dramático diagnóstico, aparece como de altísima prioridad.
Más: en tren de cubrir ese puesto, la gobernadora electa ensayó una jugada curiosísima –y falló: intentó ratificar al actual director ejecutivo de la Agencia de Recaudación Buenos Ares (Arba), Iván Budassi, que es quien, desde el 11 de diciembre de 2013, recauda para el gobernador saliente, Daniel Scioli, que es quien deja la provincia con las lagunas financieras que ella apunta.
Cabe la aclaración: Budassi aprovechó el vacío y fue quien le ofreció sus servicios a la mandataria entrante. El plan, que Vidal había comprado, fracasó con ruido. Primero, porque no se pusieron de acuerdo en los términos de la continuidad, y también porque, enterado de la maniobra, el sciolismo puso el grito en el cielo: a la todavía vice jefa del Gobierno porteño le llovieron críticas por el doble discurso de criticar duramente la administración de Scioli y, a la vez, pretender quedarse con un funcionario clave de su equipo económico.
La llamativa torpeza de la mandataria entrante en un asunto de tanta sensibilidad dispara una ráfaga de interrogantes:
¿El diagnóstico enunciado por Vidal no la obligaba a tomar las precauciones necesarias para garantizarse la cobertura de ese puesto con una persona de probada idoneidad y máxima confianza?
¿Cuál es la política tributaria de Vidal?
Hasta el momento, sólo ha expresado su confianza en la restauración de una suerte de Fondo del Conurbano y de una quimérica reforma de la ley de coparticipación para que la provincia recupere la porción de la torta de recursos que ha perdido.
¿Se basan en esa esperanza sus chances de éxito en la administración del fisco provincial?
¿Llega al mando de la provincia más desfinanciada del país sin un plan para aumentar la eficiencia del sistema de recaudación de impuestos?
Si, por el contrario, tiene una política en esta materia, ¿por qué no ha podido encontrar aún a quien será su ejecutor?
Si lo anunciara mañana mismo, por ejemplo, ¿sería el plan B del recaudador ineficiente que pensaba pedirle prestado al gobernado ineficiente?