Aerolíneas y Austral, un desafío mayor para la nueva administración

Aerolíneas Argentinas y Austral Líneas Aéreas requieren una eficaz reconversión estratégica para que vuelvan a cumplir con su misión sin que resulte gravosa para los contribuyentes

"Su atención por favor, se comunica que el vuelo N° .... de Aerolíneas Argentinas se encuentra cancelado": será uno de los cientos de anuncios de demoras y cancelaciones que se escucharán en el inicio de esta temporada de verano en todos los aeropuertos donde opera la compañía aerocomercial estatal.  

 

Ya ocurrió en las vacaciones de invierno, con cientos de pasajeros varados, esperando por vuelos que nunca despegarían o lo harían con importantes demoras. Semejante situación sucede en forma recurrente desde que La Cámpora se hizo cargo de Aerolíneas Argentinas (AR) y Austral Líneas Aéreas; el 16 de julio de 2009.  

 

Y el descalabro se va a profundizar cuando las nuevas autoridades tomen el control de la compañía aerocomercial, con una sobreventa escandalosa y la postergación de vencimientos de aeronaves y tripulaciones. Un obsequio oneroso para el nuevo gobierno de Mauricio Macri

 

A Mariano Recalde, el Estado Nacional le transfiere mas de $ 400 millones mensuales, en concepto de subsidios, pero él pierde US$ 2.600 millones contra los US$ 1.900 millones que factura, generando un déficit cercano a los US$ 2 millones diarios. 

 

La compañía aérea de bandera recibe del Estado Nacional el equivalente para comprar 2 empresas del tamaño, por ejemplo, de Air France KLM, que tiene 300 aviones. AR reúne apenas una flota de 77 aeronaves. 

 

Sin el respirador artificial (los millones que le transfiere el Tesoro Nacional), la compañía aerocomercial no podría despegar sus aviones. 

 

Sus pasivos superan ampliamente a los activos: de acuerdo a la Ley de Contabilidad, la empresa esta técnicamente quebrada. Y el dinero de los contribuyentes se aplica a financiar el déficit que abultan los 6.000 empleados que contrató Recalde, todos militantes de La Cámpora. 

 

Un ejemplo de los negocios que impactan negativamente en las finanzas de la Aerolíneas es la contratación del Hotel Alto Calafate. Los datos recogidos por la Justicia muestran que la empresa de bandera contrató más de 35.000 habitaciones en el hotel de los Kirchner, desde el año 2008. El alquiler de esas habitaciones tuvo un costo de US$ 2.543.648. Los números no cierran: la tripulación es de 6 personas y aún si ellos hubiesen dormido allí todos los de la semanas desde el 2008 algo no está bien en el gasto. Del cálculo matemático resulta que Aerolíneas Argentinas contrató habitaciones para ser ocupadas por un lapso mayor a 15 años... 

 

El nuevo gobierno deberá auditar las negligencias en la administración de los jóvenes intrépidos de La Cámpora. También deberá investigar acontecimientos tales como la compra de los 20 aviones Embraer 190, colaborando con el juez federal Sergio Torres, quien investiga el motivo por el cual se pagaron US$ 35 millones por cada aeronave cuando en el mercado el precio no superaba los US$ 30 millones por unidad.

 

La ley de presupuesto para este año, cuyas asignaciones de partidas la Jefatura de Gabinete modificó varias veces, muestra que la empresa tenía previsto destinar a inversiones $ 300 millones, poco más del 9% de los recursos totales que esperaba recibir del Estado. Son las cifras que están en el programa Formulación y Ejecución de Políticas de Transporte Aerocomercial según la aprobación del Congreso.

 

Sin embargo, es posible que este año los aportes del Estado, en pesos, alcancen un nuevo récord, dado que apenas le falta gastar otros $ 52 millones por encima de lo previsto para llegar a la marca de 2014.

 

 Pero Aerolíneas Argentinas no sólo tiene un problema de déficit económico-financiero. Además padece un grave problema de cultura de trabajo, con sus empleados agrupados en seis gremios diferentes: APA (personal de tierra), APTA (técnicos), AAA (aeronavegantes), UPSA (jerárquicos), APTA (pilotos de Aerolíneas) y UALA (pilotos de Austral), sin contar a los gremios de controladores aéreos que en más de una ocasión han afectado las operaciones de Aerolíneas.

 

También debe hacer frente a un interrogante estratégico: ¿cuál debe ser su rol en el mercado del transporte aéreo? 

 

En AR fracasó Iberia, que pagó por la compra más de US$ 1.200 millones. También falló American Airlines, aún cuando puso al frente de la empresa a ejecutivos argentinos de prestigio en el sector. Y capotó el Grupo Marsans, que traía la experiencia de su gestión en Spanair y el plus de que en ese momento era un gran operador turístico que le transfería sus pasajeros a Aerolíneas y Austral. 

 

Hay que trabajar mucho, comenzando de inmediato a gestionar políticas adecuadas para que Aerolíneas sea una empresa que no le genere gastos al Tesoro, conecte los destinos del país y resulte un instrumento esencial en la industria del turismo nacional e internacional.

 

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