En el territorio palestino devastado, los gazatíes parecían confiar en la viabilidad del alto el fuego de 72 horas aceptado por Israel y Hamas y que entró en vigor el martes a diferencia de los anteriores que no se cumplieron hasta el final.
Los representantes israelíes y palestinos enviados a El Cairo deben transformarlo en tregua duradera en unas negociaciones indirectas a través de Egipto, mediador habitual de estos conflictos como gran vecino y uno de los dos únicos países árabes en haber firmado un acuerdo de paz con Israel.
Las negociaciones son complicadas, con exigencias a primera vista irreconciliables y una multitud de actores con intereses divergentes.
El ejército israelí anunció haber retirado a todos sus soldados de la Franja de Gaza, pero está dispuesto a responder a cualquier ataque, advirtió.
Casi 500.000 personas fueron desplazadas por la guerra, según las organizaciones humanitarias.
Los servicios de emergencia palestinos despejan las calles y buscan entre los escombros los cuerpos que no pudieron recuperar.
La ofensiva militar lanzada por Israel el 8 de julio para poner fin a los disparos de cohetes contra su territorio y destruir la red de túneles que permite las infiltraciones en su territorio terminó con la vida de 1.875 palestinos, incluidos 430 niños y adolescentes, según el ministerio palestino de Sanidad. En el lado israelí, murieron 64 militares y tres civiles.
La guerra provocó entre 4.000 y 6.000 millones de dólares en daños directos, aunque la suma total podría ser mucho más elevada, según el viceministro palestino de Economía, Tayssir Amro.