El diario británico sostiene que los deseos de lealtad de Cristina Fernández de Kirchner, desde su cargo como senadora a las presidencias en 2007 y 2011, se sostiene a pesar de no poder ser reelecta el próximo año.
El diario británico sostiene que los deseos de lealtad de Cristina Fernández de Kirchner, desde su cargo como senadora a las presidencias en 2007 y 2011, se sostiene a pesar de no poder ser reelecta el próximo año.
“Los problemas económicos y la caída de aprobación la han debilitado”, afirma el matutino. De todos modos, asegura, que sigue siendo la política “más poderosa de Argentina” y no puede “caer” durante los 20 meses que le quedan en el palacio presidencial.
“Se espera que la economía se contraiga ampliamente este año y se prevé que la inflación exceda el 35%”, analiza el periódico.
Con la muerte de Néstor Kirchner, “la Sra. Fernández se acostumbró a estar en control total. Sólo unos pocos tienen la oreja de la presidenta”, asegura The Economist. “Algunos ministros raramente hablan con ella” y su “verdadero círculo íntimo se compone actualmente de sólo dos personas”.
Según la publicación, su más cercano asesor es el secretario de Legal y Técnica de la presidencia, Carlos Zannini, quien “mantiene un perfil tan bajo que pocos argentinos reconocen su nombre” y los cercanos lo llaman “El Chino”, por sus inclinaciones maoístas.
En este “psicodrama”, el único confidente de Cristina es su hijo, Máximo Kirchner, “un desertor de la universidad”, el que si bien no “ejerce ninguna función”, posee “gran potencia como el fundador y líder de La Cámpora, una organización política juvenil cuyos acólitos puntean las juntas directivas de las empresas públicas y privadas”.
Para The Economist, los que conocen a CFK elogian su ética de trabajo. “En un reciente discurso visiblemente evitó mencionar la inflación y la inseguridad, los dos problemas que preocupan a la mayoría de los argentinos hoy”, asegura y agrega que “el movimiento vacilante hacia la ortodoxia parece ser el rasgo definitorio del tiempo restante de Fernández en el cargo”.
Bajo el subtítulo de “Prada y progresismo” el diario sostiene que no está claro lo que Presidenta espera hacer antes de dejar el poder. “Su cirugía craneal ha cambiado sus planes”, asegura.
Sin embargo, su propósito es “mantener la influencia”, aunque “sólo sea para detener a sus enemigos” y la elección de un heredero presidencial no aparece en los planes “por temor a que eclipse su propia autoridad”. “No está claro cuánto los candidatos potenciales anhelan su aprobación. La Presidenta aspiraba a postularse para un tercer mandato y retener el poder, pero ese objetivo se le escapó”, cerró The Economist que una vez más apuntó contra la mandataria argentina con un análisis ácido.