Desde el Rectorado de la Universidad Nacional de La Plata, el magistrado que abandonará su cargo el próximo 31 de diciembre, participó junto al presidente de la UNLP, Raúl Perdomo, y el defensor del Pueblo de la Provincia, Carlos Bonicatto, de la presentación de los resultados de la investigación “Violencia y Homicidios Dolosos en la Provincia de Buenos Aires. Perfiles socioeconómicos, experiencias y representaciones de habitantes de barrios con un alto índice de homicidios dolosos”.
La misma, revela que los jóvenes de bajos ingresos, que viven en asentamientos y villas, conforman el segmento más vulnerable ya que sufren más agresiones (34,7%) y también son los principales responsables de ejercer la violencia (40%).
El trabajo recoge datos entre junio y agosto de 2014 que se desprenden de las proyecciones arrojadas por el estudio realizado por el Instituto de Investigaciones de la Corte Suprema de Justicia de la Nación en 2012. Además, posee la colaboración de las universidades nacionales de San Martín, La Plata, La Matanza y Avellaneda, y la Fundación Conurbano, que pone el eje en el funcionamiento de las fuerzas de seguridad; la caracterización de víctimas y victimarios de la violencia; la procedencia de victimarios de homicidios dolosos; el vínculo entre ellos y las vías de resolución alternativas que las personas contemplan para evitar el desenlace fatal de los conflictos.
Zaffaroni planteó que vivimos “en un mundo particularmente violento”, por lo que es clave “trabajar con datos concretos para empezar a pensar el mundo que viene y, de ese modo, buscar la forma de modificar este grado de violencia”.
“No vamos a poder reducir estos niveles si no trabajamos sobre cuatro elementos fundamentales: qué hacemos con el tráfico y consumo de drogas, en particular de la cocaína; cómo encaramos seriamente el problema de los medios concentrados; qué hacemos con nuestra policía; y cómo atacamos la insólita profusión de armas de fuego”, sostuvo el juez.
“Proponemos la tentativa de construir sociedades más distributivas”, dijo y reconoció que “es importante que las universidades se comprometan con las instituciones del Estado, ya que no tienen que ser un centro de formación de la elite, sino de formación de ciudadanos”.
Lo que viene
Luego de su renuncia, el magistrado consideró que lo “ideal” sería que la Corte Suprema de Justicia tuviera “11, 13 ó 15 ministros” y estuviera “dividida en salas”. “Una Corte de cinco, o siete, está integrada por gente que sabe derecho, pero sabe alguna materia; no todo el derecho” sostuvo y explicó que su opinión a favor de un tribunal “numeroso” se basa en “razones técnicas, al margen de la coyuntura”.
Consultado acerca de la designación de su reemplazante, Zaffaroni subrayó que la Constitución establece que se necesitan “los dos tercios de votos en el Senado”, lo cual “es una directiva que dice: Pónganse de acuerdo y negocien para elegir el mejor”.
En diálogo con Radio Nacional, acerca de la persona que finalmente ocupe su puesto, señaló que “sería bueno que fuera una mujer” porque “le aportaría a la Corte una imagen más equitativa en materia de género”, un guiño al primer nombre que trascendió desde la Casa Rosada para su reemplazo, Mónica Pinto, decana de la Facultad de Derecho de la UBA.