Hace pocos días, los diputados Mauricio D’Alessandro y Guillermo Britos presentaron en la Legislatura provincial un pedido de informes sobre una serie de convenios poco claros del Grupo Provincia. Este es el último capítulo de una novela que data de hace más tiempo y que tiene como protagonista a Santiago Montoya y su relación con el gobierno bonaerense.
Desde que se lanzó como precandidato para suceder a Daniel Scioli a partir del año que viene, las cosas no marchan bien para el ex titular de Arba. Estuvo envuelto en varios episodios que terminaron por dejarlo en una posición más que incómoda dentro del gabinete, según comentan internamente. Todo, mientras se desempeñaba como el encargado del armado de las recorridas de Scioli por el interior del país
En mayo, se animaba a exteriorizar sus ganas de ser gobernador, incluso revelando que el impulso se lo daba el ex motonauta: “hace un tiempo que vengo conversando esta idea con Daniel, él me alentó a que saliera a caminar, a escuchar y sintonizar con las nuevas demandas que plantea la gente; conozco todos los rincones de la Provincia y me gustaría continuar con su titánica tarea”, decía en otoño. Su sueño era que aparezca un operativo clamor de los intendentes pidiendo por él, porque se identifica como “un hacedor”.
A partir de ahí comenzó su tarea para posicionarse y eligió confrontar. Así, entre otras estrategias, descalificó a Martín Insaurralde diciendo que su propuesta fue “mantener relaciones sentimentales muy comentadas como la de Florencia Peña o Jésica Cirio para instalarse”.
Inmediatamente llegó la respuesta, en este caso por parte del mediático D’Alessandro, quien en su rol de virtual compañero de fórmula de MI chicaneó al cordobés recriminándole que “se gastó una fortuna en el Plan de Regionalización de la Provincia durante 2011 y no dividió ni siquiera una plaza”, agregando que “su único éxito fue secuestrarle la camioneta a Fabián Rodríguez, el fallecido marido de Nazarena Vélez”. Incluso el ex intendente de Lomas de Zamora le marcó la cancha diciéndole que no se meta más con su mujer.
Semanas atrás, y en plena conferencia de prensa, el jefe de Gabinete de la Nación Jorge Capitanich tildó de “opositor” a Montoya, contestándole porque el titular del Grupo Bapro había dicho que “es inaceptable” el nivel de los aumentos de precios, algo que repitió en una entrevista en Perfil. “No se lo voy a permitir a nadie que me diga que me paso a la oposición. No puedo dejarlo pasar”, pataleó luego. Después también lanzó sus críticas hacia la policía bonaerense.
Antes, un escándalo por unas 900 familias de Avellaneda que le reclamaron al Bapro por un proyecto inmobiliario abandonado también involucró a Montoya. Es que el mismísimo Scioli se enteró de las operaciones de prensa que el cordobés pergeñaba contra ex funcionarios del gobierno, produciéndole un fuerte enojo.
Pirata
Lo que últimamente dejó en offside a Montoya fue un pedido de informes en la Cámara de Diputados bonaerense, que pretende indagar simplemente “cuáles han sido los mecanismos de selección utilizados para beneficiar con el auspicio del Grupo Provincia a entidades deportivas de Córdoba, en tanto no consta que hayan tenido igual oportunidad instituciones de la provincia de Buenos Aires”.
Esto apunta principalmente al pecho de la camiseta de Belgrano de Córdoba, que desde la primera fecha del Torneo de Transición 2014 luce la publicidad de Provincia NET, perteneciente al Holding Empresario Grupo Provincia. “Es de público conocimiento que el Presidente del Grupo Provincia, Licenciado Santiago Montoya es oriundo de la provincia de Córdoba, sin ánimo de prejuzgar, se manifiesta nuestra inquietud en que habiendo similares instituciones en nuestra Provincia, los convenios han sido llevados a cabo con instituciones deportivas cordobesas”, dice el fundamento del proyecto.
Es que Montoya, que a todo lado que va lleva consigo orgulloso el escudo de aquel club en la solapa de su saco, pretendió meterse de lleno en la política del Pirata cordobés, pero no se terminó de animar.
Según cuentan en aquella provincia, “Montoya terminó siendo un tipo que no tiene planes en realidad y que por eso no se la juega del todo. Tal vez haya querido ayudar pero se encontró realmente con lo que significa gestionar un club y no se animó”.
“Igualmente después termina sorprendiendo con esto de acercar un sponsor, luego de que De la Sota haya decidido sacarle los sponsors a todos los clubes”, le confiaron a Letra P fuentes muy cercanas a aquella institución.
Lo que los descoloca es que Montoya primero se presentó como una oposición a Armando Pérez -actual presidente de Belgrano- pero después no fue tan así, porque el titular del Grupo Provincia cambió el discurso para decir que quería aportar su granito de arena y ayudar al club.
Montoya es apuntado también por sus movimientos sospechosos en Córdoba, en el marco de toda esta intención ambigua de conducir Belgrano: en los grandes festivales, como Jesús María, Villa María y Cosquín, el ex titular de Arba decía presente con una camioneta, promotores y toda la logística facilitada por su puesto en el gobierno para repartir todo tipo de merchandising celeste. “Ahí nos decía que iba a ser una campaña política grande pero bueno, después en las elecciones no se presentó. Se presentó Pérez y fue reelecto”, comentaron quienes siguen el día a día del club del barrio Alberdi.
Ahí es donde aparece Encuentro Pirata, el movimiento encabezado por Montoya, presentado oficialmente para la prensa a fines del año pasado, en un acto que incluyó a dirigentes de la institución. Bajo aquel nombre, el funcionario del gobierno bonaerense se encargó de ilusionar a los hinchas con la promesa de construir un nuevo estadio. “Dentro de su spot publicitario, Montoya hablaba de la cancha, que es un producto muy sensible para los hinchas porque es algo que todo el mundo quiere. Cayó con que tenía un proyecto para construir el nuevo Gigante de Alberdi, pero no trascendió. Cuando Belgrano puso un tiempo para presentar el proyecto y convocar a gente interesada en mostrar sus trabajos e ideas, Montoya no se presentó”, le resumió a este portal un cordobés ligado al club.
Mientras tanto, en Buenos Aires, algunos referentes del peronismo bonaerense dicen que “es difícil compartir la trinchera con Montoya porque termina tirando tiros para adentro y nunca sabés cuándo te va a traicionar”.
Toda esta situación terminó configurando un panorama negro para Montoya dentro del gobierno provincial. Según pudo saber este portal, en Casa de Gobierno hasta son indiferentes con la investigación que comenzó contra el cordobés por los fondos para financiar sus aventuras en su provincia natal, en una especie de “que se arregle él solo”.
Cuando D’Alessandro y Britos presentaron el pedido de informes, desde el entorno de Montoya se movilizaron para disminuir el impacto e incluso quisieron directamente frenarlo, todo bajo la mirada pasiva del sciolismo, encargado exclusivamente en la campaña presidencial del mandatario provincial.
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