Judiciales

Procesaron a Menem por la voladura de la Fábrica Militar en Córdoba

Después de la condena por el contrabando de armas del Ejército de Croacia y Ecuador, el ex presidente y actual senador de La Rioja, Carlos Menem, fue procesado por el atentado que en 1995 destruyó parte de la Fábrica Militar de Río Tercero y varios barrios de esa ciudad cordobesa, y ocasionó la muerte a siete vecinos y heridas a centenares de personas.

En esa planta se concentraba el armamento que enviaban los cuarteles del Ejército antes de ser contrabandeado a Croacia y Ecuador entre 1991 y 1995. Para la justicia de Río Cuarto, la voladura del 3 de noviembre de 1995 intentó eliminar pruebas del contrabando en momentos en que la justicia federal de la Capital avanzaba en la investigación de ese delito.

 

El procesamiento de Menem fue posible luego de que la Corte Suprema de Justicia revocara un fallo de la Cámara de Casación que consideraba la acción prescripta y ordenaba el cierre de la causa.

 

En el mismo expediente se encuentran procesados y elevados a juicio oral los coroneles retirados Jorge Cornejo Torino, jefe de la fábrica en 1995; Carlos Jorge Franke, director de Producción de Fabricaciones Militares y jefe de todas sus fábricas, y Edberto González de la Vega, ex director de Comercialización de la empresa estatal. También, el mayor Marcelo Gatto y el ex subinterventor de Fabricaciones Militares Norberto Emanuel, un civil.

 

Durante los primeros ocho años, y pese a todas las pruebas que indicaban lo contrario, la justicia federal cordobesa sostuvo sin vacilar que se había tratado de un simple accidente, hasta que un nuevo peritaje oficial probó no sólo que fue un atentado, sino uno de ejecución muy compleja mediante explosiones y contraexplosiones que dirigieron las ondas expansivas sobre la ciudad, preservando los sitios más valiosos de la planta y las fábricas privadas que la rodean.

 

La noche anterior, efectivos de la fábrica le pidieron a un camionero que alejara el camión de combustibles que estacionaba todos los días junto a la fábrica. Poco después, la guardia privada llamó a la policía al notar movimientos extraños en el interior, pero los efectivos que llegaron fueron expulsados por los militares.

 

A la mañana siguiente, Ricardo Sandrone y su esposa, Dominga, debían llevar a la planta, a las 9, la imagen de la Virgen de Schoenstatt, pero a las 8.20 Dominga llamó a la dirección para reconfirmar la hora y, según relató, una secretaria le dijo: “Justo ahora buscaba su número de teléfono. Me pidieron que no vengan a las 9 sino a las 10 o a las 10.30 porque hay una reunión”. Dominga respondió que irían a las 10, pero a las 9.08 fue la primera de las cinco explosiones.

 

Las Más Leídas

También te puede interesar