Política

Antes que con el PRO, las diferencias de Giustozzi son con Massa

Por Daniel Bilotta(*).-

Nadie podrá negarle a Rubén Darío Giustozzi su contribución –acaso involuntaria- para ponerle algo de calor a los sitios web dedicados a las noticias políticas  en un gélido fin de semana de una campaña proselitista que arrancó fría tanto en el oficialismo como en el desprendimiento que integra el intendente de Almirante Brown con el afán de oponérsele, aunque no tanto, desde el Frente Renovador que lidera su par de Tigre, Sergio Tomás Massa.

 

La asociación es menos libre de lo que podría pensarse a simple vista y explica el más reciente brulote de Giustozzi contra el PRO de Mauricio Macri, a quien eligió para librar una guerra de superficie con la excusa de marcar una frontera ideológica que difícilmente vaya a ser aceptada por Massa, quien acordó personalmente con el jefe del Gobierno porteño los lugares de los Soledad Martínez, Gladys González y Cristina Gribaudo en la lista de diputados nacionales que él mismo encabeza.

 

Como suele ocurrir en estos casos, la palabra que puso en combustión a la pólvora que flota en la atmósfera enrarecida que rodea la relación de Giustozzi con Massa pueden pasar rápidamente al olvido y quedar en la historia fugaz de los días previos a las PASO apenas con el modesto logro de haber sido el primer malentendido, si es que hay otros.

 

El jefe comunal cruzó la gentileza de Macri, quien había asegurado que si votase en territorio bonaerense lo haría por Massa, asegurando que él no lo haría por el titular del gobierno de la ciudad de Buenos Aires, porque tienen “pensamientos muy distintos.”

 

Más que la pregunta del millón, la salida de Giustozzi confirma las dificultades que viene arrastrando desde que selló una alianza electoral con el Frente Renovador que no incluye ni la garantía anticipada de su candidatura a gobernador por ese espacio y menos la primacía absoluta en la coordinación de intereses de la Tercera Sección Electoral que debe compartir, a regañadientes, con el diputado nacional y dirigentes petrolero, Alberto Roberti.

 

Roberti debió aceptar con disgusto que su esposa, Mónica López, fuese desplazada al tercer lugar de la lista de diputados provinciales, cuando Gisutozzi obtuvo para gente de su confianza el primer y segundo puesto: Mariano San Pedro y Jorge Giacobbe.

 

Con pasado inmediato en Unión Pro, al matrimonio se le atribuye haber prohijado listas con viejo conmilitones que Giustozzi, San Pedro y Giacobbe se encargaron de tumbar en forma sistemática pero por razones de orden práctico: las posibilidades de proyectarse más allá de Almirante Brown están, en su concepción, ligadas a minar las posibilidades de desarrollo de otros.

 

Pero hay más: ya antes de concretar el paso dubitativo para asociarse con Massa, Giustozzi recogía más el encono que la solidaridad del resto de los caudillos en la Tercera Sección Electoral: solo así se explica la inmediata solidaridad de varios de ellos con Mariano Cascallares, condenado a liberar una guerra despareja con el intendente de Almirante Brown como primer candidato a concejal del Frente para la Victoria.

 

Apenas confirmada la misión que Daniel Scioli que le encomendó ras frustrarse el acuerdo con el gobierno nacional para incluirlo como uno de sus candidatos a diputado provincial en la Tercera,  el titular del IPS recibió el respaldo de Enrique Slezack y Mario Secco.

 

Los intendentes de  Berisso y Ensenada son viejos rivales de Giustozzi en el seno de la Federación Argentina de Municipios (FAM), como casi todos los que intentaron animar un kirchnerismo crítico para respaldar de forma solapada al gobernador: Fernando Gray de Esteban Echeverría, Daniel Di Sabatino en San Vicente y Aníbal Regueiro en Presidente Perón son algunos de los que hacen más larga esa lista.

 

Más que esa limitación para generar consenso en una región clave para el Frente Renovador, se valora en su comando el 8 por ciento del padrón electoral que aporta Almirante Brown  y que volvería más pareja una elección que imaginan perder allí en forma reñida si Giustozzi obtiene un resultado categórico para el que resulta esencial que no haya dispersión de votos hacia otra oferta electoral diferenciada del oficialismo nacional

 

Aún sin una estructura partidaria que le garantice una articulación en condiciones de lograr un desarrollo territorial al PRO, Mauricio Macri mantiene en el primer y segundo Cordón del Conurbano una aceptable imagen pública.  El desempeño electoral de Néstor Grindetti en Lanús durante el 2011 es un dato que tienen muy presente quienes se solazaron con la caida de las candidaturas de Carlos Melconían y Guillermo Montenegro: Giustozzi y San Pedro.

 

El ministro de Hacienda porteño logró en las PASO 10.000 votos que llevó al doble en los comicios generales de octubre. Massa aceptó como un hecho consumado la operación llevada por los de Almirante Brown desde adentro del Frente Renovador y tal vez por eso ordenó a Sergio Villordo en Quilmes cerrar filas detrás de la candidatura a concejal del periodista deportivo Walter Quejeiro.

 

El intendente de Tigre viene haciendo la vista gorda hacia alguna de las exigencias de Giustozzi la semana previa al cierre de listas donde la alianza entre ambos estuvo a punto de quedar en nada. Desde entones, el de Almirante Brown se propuso marcar una agenda propia del Frente Renovador para intentar fidelizar con su figura una porción de la opinión pública que vea esa opción como una alternativa al kirchnerismo.

 

La apuesta por crecer en el terreno de los Medios que viene llevando adelante ya provocó nuevos corto circuitos: Giustozzi no solo debió suspender una rueda de prensa en el Palacio de Gobierno a instancias de Massa tras lo cual pareció redoblar su apuesta con otra en el Hotel Panamericano el pasado 2 de julio, donde presentó un proyecto de ley para restituir y actualizar el Fondo del Conurbano.

 

El entorno de Massa acepta que “no cayó bien” que los estandartes del Frente Renovador exhibidos allí omitiesen cualquier mención al intendente de Tigre y a eso atribuyen, en forma socarrona, la escasa repercusión que el evento logró en la prensa.

 

“Giustozzi si huele a pasado y atrasa. ¿Será que su kirchnerismo no lo abandona” le replicó la macrista Laura Alonso, en una fina sintonía que parece tener poco de azarosa. Esa sospecha despertó en el entorno de Massa sus cavilaciones discursivas la semana anterior al cierre de listas, desde donde se llegó a especular que “negocia con nosotros para mejorar el acuerdo que busca con  (la presidente) Cristina (Fernández.)” En el PRO, parecen esta al tanto también de eso.

 

(*) Periodista, analista político. Profesor Universitario

 

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Martín Menem.

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