Los cambios en el mundo político, como en el fútbol, no son novedades. Javier Castrilli, reconocido por haber sido un estricto árbitro de primera división, y quien supo candidatearse a Jefe de Gobierno porteño, hoy forma parte del mercado de pases político, el cual no tiene que envidiarle en nada al traspaso de jugadores de fútbol, que cambian de camiseta por buenas sumas de dinero para convertir o impedir goles, según sea la función que cumplan en el armado de un equipo.
Luego de hacer campaña con el ex presidente de Boca Juniors, el “Sheriff” decidió volcarse al espacio que maneja un reconocido hincha de River Plate: Francisco De Narváez, quien busca repetir la elección del 2009, donde pudo derrotar al propio Néstor Kirchner quien fuera acompañado por el actual gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli. Con su nuevo referente, el colorado apuesta a un personaje público, que supo formar parte del mundo más popular que reconocen los argentinos.
Éste movimiento político, se suma al traspaso de diferentes actores del espacio con bases en Capital Federal al del titular del Frente Unión por la Libertad y el Trabajo, quien aprovechó la acefalía de listas del PRO en el territorio bonaerense, hecho que lo deja sin fuerzas con miras al 2015 al actual funcionario porteño, y le da un plus en sus pretensiones al diputado nacional.
“Fue un orgullo haber compartido el momento con Mauricio Macri. Estoy muy contento en volver a trabajar para la gente, porque los que queremos un futuro distinto, con una patria para nuestros nietos diferente, debemos comprometernos y participar traspasando la barrera de la crítica”, le decía a Letra P Castrilli a mediados de mayo, pero la situación cambió. La jugada que gira alrededor del ex árbitro es la de instalar a alguien que sea reconocido en un territorio difícil de proponer a un candidato, sobre todo por la fuerza del Frente Para la Victoria, que se referencia en Fernando Espinoza, uno de los defensores a ultranza del kirchnerismo.
Sólo queda esperar lo que suceda en las elecciones de medio término, en la incansable búsqueda de llegar a ser más fuerte que el oficialismo, en un lugar histórico para el Peronismo ortodoxo pero que hoy es otro bastión de la estructura K. Así, con la figura de Castrilli, en medio de un pase al estilo AFA, al igual que un jugador llegue de Boca a River (del partido “amarillo” al “colorado”), y un amplio sistema publicitario, De Narváez da pelea en la tercera sección electoral.