Es sabido internamente que en los ministerios, los viernes las persianas se bajan mucho antes que otro día de la semana. Pero este 5 de julio fue raro por demás, ya que una sucesión de ausencias hicieron correr el comentario de que durante un buen rato, el gobierno provincial no fue tal.
Scioli viajó a Europa con su mujer Karina Rabolini y una comitiva; saludaron al Papa Francisco y se entrevistaron durante casi una hora. Al día siguiente, un multitudinario asado de más de 500 personas reunió a todo el gabinete, funcionarios, secretarios y militantes de las agrupaciones ultrasciolistas de toda la provincia, con el objetivo de trazar coordenadas en el marco de la campaña en apoyo a Martín Insaurralde.
En Casa de Gobierno, las oficinas y despachos estaban vacíos y el silencio ganó los pasillos. Mientras tanto, Mariotto hablaba maravillas del ex motonauta en los medios; algo impensado meses atrás, pero ajustado a estas horas, en donde los K y los naranjas parecen haber acomodado los tantos y caminar juntos. En horas del mediodía, se lo vio caminando por las adyacencias del Teatro Argentino en la capital provincial, solo, yendo a una reunión.
Si en este viernes de julio en el que Scioli y sus ministros estaban “en otra” el presidente del Senado también hubiese viajado al exterior, automáticamente el gobernador hubiese sido el legislador Roberto Costa, radical y hoy massista.