Política

Facundo Moyano, otra vez entre dos lealtades

El diputado intentó hasta último momento acercar a Hugo Moyano a Sergio Massa pero no lo logró. El camionero, temeroso de que el intendente de Tigre no se presentara, cerró con Francisco de Naváez, Facundo no apoya el acuerdo, aunque evita pegarle públicamente a la alianza, para no perjudicar a su padre.

 

El día que asumió su banca como diputado nacional, Facundo Moyano ya había quedado en medio del fuego cruzado entre Hugo Moyano, y el Gobierno nacional. De nada sirvieron las críticas cargadas de elogios, los apoyos a algunas leyes oficialistas ni las reivindicaciones a los primeros años de kirchnerismo. El equilibrio no fue posible. Para sus ex compañeros de ruta, Facundo, orgulloso de su apellido, había pasado a ser un traidor. Dos años después, volvió a sentir el rigor de la incomodidad política cuando su padre cerró un acuerdo electoral con Francisco de Narváez. El diputado marcó distancia en privado, aunque evita jugar públicamente en contra del armado del camionero.

 

Lo discutieron decenas de veces a puertas cerradas. Padre e hijo leyeron el mapa político, evaluaron las posibilidades y debatieron en privado. No hubo acuerdo. Hugo y Facundo Moyano terminaron jugando electoralmente en distintas veredas, aunque nunca vayan a convertirse en adversarios políticos.

 

El diputado intentó hasta último momento que su padre llegara a una alianza con Sergio Massa. Según cuentan en el municipio bonaerense, Facundo tiene un diálogo fluido con el intendente de Tigre, y ya le propinó varios elogios públicos. Incluso el tigrense fue el invitado de lujo en la fiesta de fin de año del sindicato de trabajadores peajes que conduce el hijo del líder dela CGT. Aunque lo intentó, el diputado no pudo lograr que Hugo cerrara con Massa. La razón no fue otra que la desconfianza. Los amagues del intendente no terminaron de convencer al camionero, quien no creyó hasta último momento que Massa fuera a presentarse finalmente como candidato a diputado.

 

Moyano terminó atando su destino a De Narváez, pese a que en el pasado el Colorado había sido centro de sus críticas. Se benefició de la ruptura del diputado con agrupación La Juan Domingo, le terminó garantizando la estructura de fiscalización, puso a Omar Plaini segundo en la lista, a la cegetista Susana Laburu sexta y se anotó él mismo en un simbólico lugar 35º entre los candidatos a diputados nacionales.

 

Para la Legislatura provincial coló al actual diputado Jorge Mancini – líder de los trabajadores de la Ceamse–, al ex legislador Octavio Argüello, y al panadero Abel Frutos, entre otros. En la volada, quedó en la lista pegado a algunos laderos de su ex enemiga pública número uno, Graciela Ocaña: Javier Goñi, candidato a diputado nacional y Santiago Nardelli, postulado para la Legislatura provincial. A Moyano, dicen, la coincidencia en las listas no le molestó tanto como a la “Hormiguita”, que se cansó de denunciar al camionero en la Justicia y tuvo que terminar resignándose al acuerdo del Colorado con el camionero.

 

 “De Narváez no expresa lo mismo que Moyano, eso no es ningún misterio”, declaraba públicamente Facundo en una entrevista publicada en Página12, mientras su padre se fotografiaba con el Colorado, Roberto Lavagna, y José Manuel de la Sota en Córdoba. La diferencia estaba a la vista, aunque Facundo evitaba la confrontación directa. Lo mismo había hecho cuando su el líder dela CGT se mostró cerca de Mauricio Macri. “No lo votaría a Macri bajo ninguna circunstancia”, había marcado la cancha.

 

Esta vez, el diputado también había sido invitado al encuentro en Córdoba, pero había desistido del viaje, pese a las insistencias del camionero. La foto con De Narváez y De la Sota, sobre todo, no era de su agrado y mucho menos iba a serlo de la Juventud Sindical que lidera. El diputado la esquivó cada vez que pudo.

 

Mientras tanto, los contactos con Massa seguían. Una semana antes del cierre de listas, Facundo se mostraba en Almirante Brown con el intendente Darío Giustozzi, socio del mandamás de Tigre en la construcción política. Pero su padre estaba cada vez más cerca de un De Narváez. Moyano, el todo poderoso líder de la CGT, no podía jugar carta de poder esperando las definiciones de un intendente. Y De Narváez garantizaba un buen papel en la provincia de Buenos Aires, y hasta una derrota kirchnerista. Eso, hasta la definitiva irrupción de Massa en escena.

 

Ahora, pese a los desacuerdos, el hijo del camionero evita pronunciarse públicamente sobre el fallido paso político de su padre. Nunca, dicen quienes lo conocen, le clavaría un puñal por la espalda al hombre que le enseñó todo. Aunque hable cada día con Massa y apueste a su triunfo.

 

 

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