El resultado de las mediciones sobre la probabilidad de competir con una lista corta – solo candidaturas provinciales y municipales – habrían confirmado, por si hiciese falta, que la sociedad aguarda como en otras ocasiones, concentrar sus anhelos de cambio en una sola figura.
Del brete que él mismo colaboró en generar es del que no consigue salir y pone nerviosos a algunos de los aliados que, más que adscribir a su teoría de halcones y palomas sobre la definición esperada, comienzan a verse urgidos por sus propias necesidades.
Eso motivó el primer desencuentro que trascendió al público entre Massa y el intendente de Almirante Brown el lunes 10 a la noche, cuando el noticiero del canal 13 pareció transmitir en cadena con la conversación que se desarrollaba entre ambos en el Tigre. Operadores del jefe local hicieron saber de forma parcial de ese disgusto por lo que usualmente se denomina “el apriete con la prensa” en que habría incurrido el visitante mientras llevaban adelante una negociación.
La diferencia fue zanjada esa misma noche y desde entonces, Giustozzi adoptó un bajo perfil de fuerte contraste con el que había exhibido desde que resolvió lanzarse el 4 de junio como virtual postulante a la gobernación en el 2015 y con la intención admitida entre sus colaboradores de apurar una definición de Massa.
En notable coincidencia con Martín Insaurralde, Massa se cuida de mantener prudente distancia de la pelea sin saldo definitivo entre el grupo “Clarín” y el kirchnerismo. Cerca del intendente de Lomas de Zamora suelen jactarse que si alguien intentase buscar algún vínculo con ese grupo periodístico se llevaría un chasco de proporciones.
No es casualidad que junto al de Tigre, aparezca posicionado como los mejores en condiciones de materializar la consigna de continuidad con cambios que, de forma paradójica, acuñó para la prensa al expresar su vocación presidencial el gobernador Daniel Scioli. Menos lo es que sea tensa y distante la relación que mantiene con ambos.
La necesidad imperiosa de hallar una pata en la Tercera Sección Electoral, la que más votos aporta en territorio bonaerense, se impuso al fastidio por la incursión imprevista y sin aviso de Giustozzi en un terreno sensible para Massa y en el que funda su actual posicionamiento como es el de la imagen pública, que involucra también el juego de alianzas con las empresas que predominan en las usinas que colaboran en su construcción.
Esa autonomía liberada de condicionamientos es, sin embargo, un punto en común de ambos y el que habría inclinado a Hugo Moyano a acordar con Francisco De Narváez y abandonar las negaciones que mantuvo abiertas con Massa hasta, al menos la primera semana de junio.
Razón por la que el jefe de la CGT rebelde vetó la asistencia de Omar Plaini y Facundo Moyano en el lanzamiento de Giustozzi, quien los invitó durante el almuerzo que compartieron a fines de mayo en el domicilio de Jorge Mancini en la ciudad de Adrogué. Camionero como Moyano, Mancini debe más de lo que se sabe a Gisutozzi por su ingreso a la banca de diputado en la Legislatura bonaerense, cuyo mandato vence este año.
La reunión en que De Narváez planteó a Gustavo Posse, Jorge Macri y Jesús Cariglino la necesidad de discutir el nombre del apoderado de la lista antes que los nombres de quienes irían a integrarla, es parte de las desconfianzas que comenzó a despertar entre sus aliados el titular de la Unión Celeste y Blanca, quien está persuadido de que Massa no será candidato tanto como La Cámpora, en un caso para el análisis de extremos que se tocan.
Que Massa hiciese lo necesario para que la reunión con los intendentes de San Isidro, Vicente López y Malvinas Argentinas no se lleve a cabo, en la interpretación de este trío, les daría indicios en esa dirección que parece haber modificado la de De Narváez en las negociaciones
Habituales interlocutores del diputado admiten que el vaciamiento de dirigentes de la Tercera Sección, significó la oportunidad para segundas y terceras líneas de punteros peronistas con quienes habría consolidado una relación política capitalizada por Horacio Valdés, quien enarbola la hipótesis de que si el candidato mide, la pelea por los cargos municipales cobra otra envergadura y se proyecta hacia los provinciales y nacionales.
Los punteros son, en ese contexto, los más interesados en fiscalizar de forma exitosa la elección. Lo que relativiza el valor de la oferta de Moyano para aportar los 5.000 necesarios en el partido de La Matanza.
El camionero sería una víctima de a lógica del secretario general del Sindicato del Vidrio, con domicilio electoral en Berazategui y alienado con un viejo enemigo, el gastronómico Luis Barrionuevo, acaso otro desencantado de las piruetas de Massa que dejarían en un lugar incómodo a Graciela Camaño para reelegir si no fuese candidato. No obstante, el segundo lugar en la lista de diputados del canillita Omar Plaini desmentiría desavenencias profundas. También la aparente mano de Scioli detrás de los acuerdos de Moyano con De Narváez.
La oposición se entusiasma con la ausencia de Massa. Desde el FAP creen que eso les permitiría arañarle algunos puntos en la elección que el intendente arrastra consigo en los sondeos donde es percibido como un representante del oficialismo.
La dificultad del centroizquierda pasa por estas horas por hallarle un lugar que no incomode a Adrián Pérez de la Coalición Cívica, descartados sus pedidos para ocupar el tercer y quinto puesto, ya resueltos para Gerardo Millman del FEN y Juan Pedro Tunesi de la UCR, en la nómina que liderará Margarita Stolbizer, seguida por Ricardo Alfonsín y una candidata femenina de los socialistas bonaerenses que responden a Hermes Binner. Pérez pelearía por el noveno puesto, dentro de los diez seguros que descuentan que obtendrán en esa fuerza.
Lo de Pérez es estratégico frente a la avanzada de Elisa Carrió en la ciudad de Buenos Aires en alianza con Fernando Solanas. Se descuenta que el de Proyecto Sur se impondrá como candidato a senador a Alfonso Prat Gay quien dividiría votos, en los cálculos previos, con Rodolfo Terragno. La súbita compañía de Martín Lousteau en su lista alienta las especulaciones de entendimiento entre el radicalismo y el PRO, asediado como el kirchnerismo por la alianza Solanas- Carrió.
Si, como se descuenta, la diputada se impusiese con holgura en las PASO a Ricardo Gil Laavedra y con un papel desdibujado de sus viejos socios bonaerenses – como Walter Martello, operador de la postulación de Pérez y con dificultades de ubicar una suya en una zona expectante - su avance para recuperar espacios partidarios en la Coalición Cívica nacional asoma como indetenible.
Una alternativa a la izquierda del FAP alimenta en ese acuerdo el imaginario de proyectos funcionales a los oficialismos gobernantes. Del nacional se sabe poco, excepto que Insaurralde tiene asegurado un lugar inamovible entre los tres primeros de la lista, aunque su experiencia como intendente lo proyectaría algo más lejos.
Cualquiera sea el escenario que se abra para los K, el de Lomas parece tener garantizada sobrevida y protagonismo después de haberse deglutido a Juan Gabriel Mariotto, delfín de la presidente Cristina Fernández. Acaso motivo de admiración de otro con fama de killer en el inextricable territorio bonaerense como Florencio Randazzo.
El ministro del Interior y Transporte ser incluido como invitado en la inauguración de un moderno centro de documentación a pocos metros del Palacio Municipal de Lomas de Zamora. A su modo, Insaurralde prepara su última gran puesta en escena antes del 20. Más de 4.500 alumnos pertenecientes a 30 escuelas privadas y 40 públicas del cuarto grado del nivel inicial compartirán con el intendente la jura a la Bandera que tendrá lugar en el Parque Municipal.
Curioso: de no ser por su encumbramiento en el oficialismo, Massa lo hubiese preferido como referencia en la Tercera Sección. Tanto como que termine confraternizando con Giustozzi, su enemigo declarado por el liderazgo en esa región.
Pero no menos todavía que este trío sea el emergente tardío de uno de los cambios por los que más bregó Eduardo Duhalde en la reforma constitucional de 1994: convertir al país en un distrito único para las presidenciales como una forma de institucionalizar el poder territorial de los intendentes y volver imprescindible a la provincia de Buenos Aires en el proceso electoral.
Acaso el tema más inquietante y del que menos se habla cuando se alude a la que insistiría en impulsar el gobierno nacional.
(*) Periodista. Analista Político