Pero muchos de esas exigencias eran de índole local, a tal punto que a la Jefa de Estado se la vio en varios pasajes enojada y sorprendida por eso. “La lluvia no es peronista ni radical, hermana, es lluvia”, comenzó respondiendo, diciendo en todo momento que “yo voy a ir a hablar con el Gobernador y con el Intendente para ver cómo pueden ayudarles”.
Por su parte, la gente se quejaba: “las plazas están divinas pero nosotros nos morimos ahogados”, a lo que Cristina retrucaba “si estás hablando conmigo acá”, visiblemente molesta. “Hoy los vecinos fueron a limpiar los bocacalles porque la Municipalidad pinta los cordones pero esas cosas no las hace”, continuaron los tolosanos.
“La basura que tira la gente en las bocas de tormenta”, gritó una persona, y otro analizó: “se construyó muchísimo últimamente”, tratando de encontrar la explicación de la tragedia. “Eso debe ser también”, dijo Cristina.
El clima se fue tornando cada vez más tenso, a tal punto que un grupo de vecinos se enojaron y gritaron “chau Cristina, chau” y cantaron “que se vaya, que se vaya”. “¿Anoche estuvo ella acá?”, se preguntaron en voz alta.
“¿Cuál es la solución para los daños materiales?”, le preguntaron en la cara a la Presidenta, y ella respondió que eso había que arreglarlo “con el Intendente y el Gobernador”.