Sentado en el banquillo, el ex mandatario escuchó la lectura del auto de elevación a juicio del fiscal Federico Delgado, con el que se abrió el debate y en el que junto a las 1.080 páginas del dictamen del juez instructor Daniel Rafecas, se reconstruye la maniobra para sacar 5 millones de pesos de las arcas de la SIDE y pagar los sobornos.
Además de De La Rúa, están acusados el ex director de la Secretaría de Inteligencia, Fernando De Santibañes; los ex legisladores del PJ Alberto Tell, Augusto Alasino, Remo Constanzo, Ricardo Branda, el “arrepentido” Mario Pontaquarto y el ex ministro de Trabajo Alberto Flamarique.
Por el escándalo, que provocó una crisis institucional con la renuncia del vicepresidente Carlos “Chacho” Álvarez, están acusados por “cohecho activo”, en tanto los parlamentarios, de cohecho pasivo, todos delitos con penalidades previstas en el Código Penal de entre uno y seis años de prisión o reclusión, con inhabilitación especial a perpetuidad para desempeñar cargos públicos.
El debate oral, llevado a cabo en la sala de audiencias ubicada en el subsuelo de los tribunales federales de Comodoro Py 2002 en el barrio de Retiro, se prolongará por al menos seis meses y contará con unos 350 testigos. El juicio se reanudará el próximo martes.
Por su parte, De la Rúa contrató una consultora de imagen que antes del inicio de la audiencia repartió un “paper” entre los periodistas acreditados donde delineó la que será su estrategia: desacreditar en todos los aspectos al arrepentido Pontaquarto y tildar a la causa judicial de “absurda” y “construida en base a rumores. Según el ex presidente, el pago de sobornos “no está probado ningún elemento del cobro” y “no era necesario” pagarlos porque la mentada ley “se aprobó con 59 por 72″ votos, “ocho más” de los dos tercios necesarios.
Además, consideró que se trata de “una causa absurda, llena de contradicciones, construida en base a rumores que no tienen fundamentos” y que el primer juez que tuvo el caso, el ex magistrado Carlos Liporace, impulsó la causa “sin pruebas ni testigos, construida en un anónimo” y luego “en un arrepentido no creíble y con importantes deudas de juego”.
“Yo mismo impulsé la denuncia en la Oficina Anticorrupción y levanté el secreto de Estado sobre la SIDE para que se pudiera investigar”, dijo y agregó que Pontaquarto “estafó al Estado y me incriminó sin pruebas”.