El FAP trabaja todas las semanas y elabora sus estrategias, sus discusiones y los posicionamientos más las actividades. Viene haciendo encuentros regionales en el área del Comahue, los ha hecho en Tucumán, ahora también se va a ir a Corrientes y Misiones y nosotros acá (Buenos Aires), tenemos actividades protagonizadas por los legisladores provinciales en donde salimos a recorrer las distintas secciones electorales. Recorrimos la segunda sección, finalizando con una actividad en Colón con la presencia muy importante de Hermes Binner. También hemos estado en diferentes distritos de la séptima sección, como Azul, Alvear, 25 de Mayo, cerrando en Olavarría con una actividad muy importante y la presencia de otros partidos y fuerzas del ámbito progresista que nos saludaron; allí cerró Margarita Stolbizer. Y ahora (29 de junio) vamos a hacer una actividad en la tercera sección, que va a incluir una recorrida por la mayoría de los pueblos y vamos a cerrar con un acto en La Matanza, en donde estará toda la mesa provincial del FAP, sus líderes, y fundamentalmente con algo que nosotros consideramos muy importante, que es el desembarco en el gran Buenos Aires de Jaime Linares.
¿Cuáles son esas actividades? ¿Cómo responde la gente?
Todas estas actividades se enmarcan en lo que denominamos “el FAP dialoga”; conversamos con ONGs, vamos a las radios locales, canales de televisión, hacemos un almuerzo con nuestra militancia en donde los legisladores conversamos con todos ellos, acercamos posiciones, inquietudes y nos llevamos propuestas para llevar a la práctica. La siguiente actividad es el 29 de junio y probablemente realicemos otra en julio, en otra sección electoral (la primera o la octava). Después del receso vamos a hacerlo en el interior, porque son secciones más grandes las que restan y hay que hacerlas en dos etapas (cuarta, quinta y sexta). La respuesta de la gente es muy buena. Yo creo que al FAP lo están reconociendo como una alternativa progresista en la Argentina, y se está moldeando. Tenemos la vocación de generar esa propuesta alternativa y fundamentalmente ampliarla y extenderla a sectores políticos, sociales e independientes. Ese es el trabajo en el que nos encontramos hoy en día. Nosotros podemos decir que el año pasado hicimos una buena elección. Sacamos un 17%, lo cual significan 3 millones y medio de votos. Para ser alternativa en este país necesitamos 3 millones y medio más. Esos electores están, y tenemos que ir buscando la forma de contactarnos, de promover nuestra propuesta y de entender que es necesaria una gran coalición progresista en la Argentina. El Frente Amplio tiene que crecer en todos los sentidos: políticos, sociales, independientes, intelectuales. La estrategia de crecimiento del FAP no pasa por la incorporación o acuerdo con una fuerza política.
¿Qué opinan las fuerzas que son cercanas a esta posición? Concretamente se me ocurre la Coalición Cívica.
Tenemos muy buena relación con ellos, hemos trabajado juntos también. Provenimos del tronco radical, hemos estado juntos. Resulta difícil explicar por qué no estamos juntos…
¿Por qué?
Por las mezquindades de algunos dirigentes. Es como un equipo de fútbol en el que todos quieren hacer el gol, todos juegan solos, frente al área, todos quieren gambetear…
¿Cómo describís la figura de Hermes Binner?
La figura de Binner es la de un presidente ideal. Los jóvenes te dicen “no tiene onda”, pero yo me río y pregunto ¿qué esperás de un presidente? ¿que baile? ¿que toque la guitarra? Uno espera otra cosa de un presidente; un tipo capaz de escuchar, de dialogar, de entender, firme en sus convicciones, en sus decisiones, austero, que da el ejemplo. Binner tiene la capacidad de gestión para sacar este país adelante sin los traumas sociales que hoy nos pone el kirchnerismo enfrente.
¿Cómo definís al Gobierno Nacional?
Este no es un gobierno progresista. Hoy nos gobierna un modelo conservador-popular que solamente piensa en el día a día y está a la espera de que alguna solución mágica pueda resolver los problemas. Nosotros en cambio tenemos un liderazgo claro de gestión, serio y austero que le va a dar a la Argentina la reinserción en el mundo que necesita, con la austeridad y el ejemplo que corresponde. Yo creo que el gobierno enfrenta hoy un gran deterioro. El modelo que ellos han planteado hace agua por todos lados, porque tienen que importar 12 mil millones de dólares de combustible, por los compromisos de deudas que tienen, la política cambiaria, no pueden contener la inflación, hace agua en la puja distributiva y en las arcas del Estado provincial, municipal y nacional. Y si la única estrategia que tiene el gobierno es un viaje a Angola, estamos complicados. Yo no digo que no haya que ir a Angola, pero convalidar una dictadura… que viaje la presidenta no me parece correcto. Puede ir una misión comercial. La presidenta tiene que estar -como lo hizo- en el G-20, tiene que estar hablando con los chinos, con los indios, con la Comunidad Europea, y de esta forma ver cómo podemos resolver los problemas. Para eso hay que estar seria y respetuosamente insertados en el mundo: ni peleados ni arrodillados.
Hoy la presidenta reclama diálogo afuera, que me parece bien, pero no somos capaces de poder dialogar para ver cómo enfrentamos el problemón que tenemos. Tenemos un problemón. Acá hay una realidad que se quiso ocultar, que se le advirtió a la presidenta en el 2007 desde los distintos partidos de la oposición. Le advirtieron de la crisis energética; el problema hoy no es YPF, el problema es que hay que importar 12 mil millones de dólares de combustible, porque todo lo que hicieron lo hicieron con energía fósil; todas las centrales que compraron son para abastecerlas con gas. Y encima se disminuyó la producción, la inversión en exploración… Y ellos lo negaron todo este tiempo: fueron negando la inflación, los problemas, fueron tirando el crecimiento por la borda. Por ejemplo, todas las políticas sociales: ¿qué pasa cuando se acabe la plata? ¿qué queda? No queda nada. Todas esas personas a las que les dabas una asistencia social, que de golpe ya no puedas dársela más no les dejaste una sóla herramienta de la cual puedan depender en el futuro. Esto fue hecho como una política clientelar para las elecciones; no se les enseñó ningún oficio, nada de nada. Entonces, eso es lo que diferencia un modelo progresista de un modelo conservador-popular.
Teniendo en cuenta la interna dentro del propio kirchnerismo y los últimos sucesos en la Legislatura provincial ¿por qué no hay una oposición bien armada que pueda sacar provecho de esta situación?
¿Cómo que no? Nosotros en la última ley pudimos eximir a las cooperativas y estuvimos a punto de sacar el revalúo en forma escalonada; estuvimos muy cerquita en la sesión. Y bueno, obviamente que nosotros somos diez diputados. Después por ejemplo está el bloque de De Narváez que se dice opositor pero coquetea con Scioli. Acá, digamos, los bloques que podemos llegar a estructurar una coordinación somos nosotros con la Coalición Cívica y bueno, esperar qué pasa con la definición de la UCR, más allá de su problema interno.
Es que precisamente ahí está; lo que está pasando con la UCR es un ejemplo de una oposición débil que transmite desconfianza.
Lo que transmite confianza es el FAP. Somos una fuerza que contiene. El problema que tenemos es que hay que conformar un ámbito de contención de los sectores progresistas, en donde las candidaturas se resuelvan por primarias abiertas como corresponde, en donde el programa se discuta y se genere a través de un consenso (nadie va a lograr el 100% de lo que quiere en un programa, sino que todos ceden a favor de un programa en común). Y con eso cambiamos: programa, liderazgo, candidaturas por elecciones primarias, y demás. Por ejemplo, el otro día en el congreso del GEN estuvo presente la presidenta del Frente Amplio uruguayo, que es del Partido Socialista y le ganaron la elección a los candidatos del actual presidente Mujica, y no pasó nada… El candidato de Tabaré Vázquez -que fue el primer presidente del Frente Amplio, que hizo una gran presidencia- era Astori, le ganó a Mujica y no pasó nada -y Astori es el vicepresidente de Mujica-; incluso antes, la primera conducción del Frente Amplio la tenía el Partido Comunista -que era el Frente Grande en ese momento-, y no sucedió nada. Acá tenemos que construir una coalición que en algún momento podrá ser conducida por un nombre del socialismo, otra vez por el radicalismo, otra vez por alguna de las expresiones de la izquierda democrática. Y eso no es nada malo. Acá en Argentina parece que todo es River-Boca, y no es así. Hay que acostumbrarse a otra forma de hacer política, que sea más racional, más pensante, más previsible.

¿Se está a tiempo de lograr todo esto que planteás de cara a las Legislativas del año que viene?
No lo sé. Espero que podamos confluir en una estrategia con un FAP más grande del que fue a la elección del 2011. Cuánto más grande, no lo sé.
Pero no depende del FAP sólo…
Depende de varios, obviamente. Pero bueno, yo soy optimista. Hay un crecimiento a nivel provincial y nacional, inclusive en esta Cámara: hemos cambiado mucho el perfil, hoy somos mucho más agresivos. El tema es que tienen que estar dispuestos a estar dentro del FAP y no hacer una alianza, porque una alianza la desarmás al día siguiente.
¿Cómo evaluás la figura de Daniel Scioli en este contexto provincial que estamos viviendo?
El panorama en la provincia es muy difícil. Esta provincia está hoy en la duda si puede pagar los sueldos y los aguinaldos. Y si los paga este mes, está en la duda de cómo los paga el mes que viene. Scioli está pagando las consecuencias de no haber reclamado los fondos que le corresponden a la provincia de Buenos Aires. En el momento de la derrota en 2009, donde Scioli tiene un acto de lealtad importante con Néstor Kirchner, ahí tendría que haber pedido los fondos, y no los pidió. O para ser candidato a Gobernador en 2007 tendría que haber pedido los fondos, como cuando Duhalde había pedido los fondos de reparación histórica. Entonces, esa política de sumisión hoy paga las consecuencias. Hoy, si hay una crisis en la provincia de Buenos Aires hay dos responsables: Cristina Fernández de Kirchner y Daniel Scioli, los dos por igual. Y a la gente lo que menos le importa es cómo se llevan Cristina, Scioli y Mariotto, con los problemas que hay. Ya hemos vivido tiempos de crisis y no queremos que se repita,
¿Hay una crisis?
La crisis viene. Tienen que hacer frente a compromisos importantes. Hasta ahora se está frente al tema, pero la verdad yo espero que la presidenta tenga la apertura y escuche no sólo al círculo pequeño que escucha. Después, obviamente que las decisiones son de quien ganó la elección, pero la decisión correcta es la que se toma con la mayor información posible, aún de quien discrepás. Ojalá esto lo vean, porque la intención no es ganarle al gobierno porque explotó por los aires; la intención es ganarle porque pretendemos hacernos cargo para hacer las cosas distintas, y no sobre la base de la destrucción del otro. La gente sufre, el pueblo sufre mucho. Hoy, si te fijás en los temas de preocupación de la gente, empieza a aparecer nuevamente la cuestión del empleo.
¿Y cómo se hace para derrotar hoy por hoy al kirchnerismo?
Se va a una urna y se le gana.
No parece tan fácil…
¿Quién creía que Alfonsín podía ganarle una elección limpia y libre al PJ? Bueno, se le ganó. Así que hay que hacer de la misma manera: con una elección limpia y libre, correctamente fiscalizada, tratando de impedir que hagan trampa. Hoy nos gobierna el conservadurismo en la Argentina, y ya te digo, el conservadurismo es el artífice del fraude; contra eso tenemos que estar muy atentos. Para luchar contra el fraude de distintas formas. Así que bueno, lo que estamos construyendo es esa propuesta política programática que tenga la suficiente capacidad de que hacer que la elección sea limpia y transparente, como corresponde.
¿El objetivo concreto del FAP es el 2015?
El objetivo concreto es el 2013. Allí pensamos alzarnos con varios triunfos; pensamos ampliar el frente. Hoy estamos en una agenda legislativa común con la Coalición Cívica; veremos qué pasa con la UCR. Y así iremos viendo cómo evoluciona y cómo madura la idea de construir una alternativa estable. La gente nos va a dar el voto en tanto y en cuanto vea que construimos una coalición -que es el FAP, o sea la integración de esos partidos al FAP- que perdure en el tiempo y no que vaya de elección en elección ni que se disuelva. Y a partir de esta manera ir ganando la confianza de la gente sobre la base de un programa serio de lo que hay que hacer en la Argentina.