En el país del continente africano, la “sodomía voluntaria” (término designado a las prácticas sexuales que se “desvían de la normalidad” desde la óptica cristiana) se considera un crimen y se castiga con un año de prisión.
Liberia debate dos proyectos de ley que intentan aumentar la condena, uno de los cuales criminaliza a los activistas de la comunidad LGTB con cinco años de prisión por promover “actos sexuales entre personas del mismo sexo”.
El otro, condena del mismo modo a quienes intenten “seducir, alentar o promover actos sexuales entre personas de mismo sexo” y practicarlos, mientras que el matrimonio homosexual se castigaría con diez años de cárcel.
“Nosotros nos amamos tal y como somos. Tenemos algunos valores tradicionales de nuestra sociedad que queremos preservar”, dijo la mandataria liberiana.
La Comunidad Homosexual Argentina (CHA) presentó ante el Comité Nobel de Noruega y ante el embajador de Liberia en el país, una carta de rechazo a las declaraciones discriminatorias de la presidenta.
Las declaraciones de Johnson-Sirleaf “a favor de la aplicación de la violencia hacia personas de la comunidad gay, lésbica, travesti, transexual, bisexual e intersexual son más graves cuando ella ostenta el premio Nobel de la Paz”, dijo el presidente de la CHA¸ César Cigliutti.
Para Pedro Paradiso Sottile, secretario y coordinador del área jurídica de la CHA, “es una vergüenza que una jefa de Estado y Nobel de la Paz, haga un pronunciamiento de estas características; no debe quedar impune tremenda contradicción a los principios internacionales de Derechos Humanos”.