La juventud macrista, marketinera, efímera, milita en estos tiempos con recetas propias de las nuevas tendencias. Pero las fronteras tienen un límite. Cuando Mauricio Macri llegó a La Plata a un encuentro nacional de jóvenes PRO, la juventud macrista pasó los límites y no lo aguanto; desbarrancó.
Mandaron a hacer remeras con la insignia “Macri es Revolución” y la cara del Jefe de Gobierno en sintonía guevarista. La del Che. Aquella mítica imagen del revolucionario argentino, del médico, del hombre nuevo, del cubano, del americano, de la ruptura con el imperialismo, con el establishment y con el capitalismo. Ese modelo que profesó y bastantes beneficios les trajo a Macri: a Franco y a Mauricio.
El Che Guevara puso el cuerpo por su causa, por sus ideales, por los de la América, murió por ellos, lo mataron los servicios de inteligencia por eso. Sería estúpido querer comparar a Macri con el Che. Sería irrisorio ver a Mauricio llevando adelante una reforma agraria, mientras hace declaraciones contra “la inmigración descontrolada” para buscar causas a lo sucedido tiempo atrás en los terrenos de Villa Soldati. “Hay una ley muy permisiva respecto de la inmigración en el país” dijo su partener Horacio Rodriguez Larreta sobre el mismo tema.
Argumentos sobran, distancias kilométricas separan al revolucionario con el político. Pero algo es seguro: Macri no es revolución y si lo es los jóvenes Pro deberían saber que no lo es, por lo menos, en términos guevaristas.
Facundo Cottet
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FOTO: AG La Plata Servicio Fotográfico