La sanción, la más alta jamás aplicada a una empresa, se basa en que Google incumplió directrices expresas de la FTC y encontró una forma de dejar cookies sin el consentimiento del usuario en el navegador Safari, que usan los iPhones, iPads y PCs.
Las cookies son archivos de texto que registran datos que permiten seguir en gran medida el comportamiento en la red de una computadora.
The Wall Street Journal reveló esta práctica a la opinión pública y Google se defendió alegando que no se trataba de informaciones personales.
El caso se relaciona con el funcionamiento de Safari. El navegador de Apple no permite la activación de cookies de manera estándar de terceras partes, como empresas de publicidad online. El usuario tiene que autorizarlo de forma activa si quiere que se activen, algo que hacen pocos.
Google evadió este sistema a propósito añadiendo un código a sus cookies que hacían que Safari pensara que el usuario había hecho una excepción para esa cookie y la admitiera. Esto ocurrió durante varios meses entre 2011 y 2012.
El caso fue descubierto por un investigador universitario.