Previo a los discursos de Fernando Tauber y del mandatario oriental, cuando el locutor nombró a los presentes hubo tres que despertaron el reproche generalizado de la gente que estaba sobre las barandas del primer piso y también muchos de los que estaban abajo: el intendente platense Pablo Bruera, la directora de Cultura y Educación Nora de Lucía y el gobernador Daniel Scioli.
A los primeros dos se los vio sentados en la primera fila, al ex motonauta no. Es que no quiso estar a la vista de todos, previendo el silbido y los abucheos de la gente. Por eso prefirió reservarse y no quedar expuesto, como ya le pasó en otras oportunidades.
Lo cierto es que no es la primera vez que Scioli sufre la reprobación del público en un evento así. Ya había pasado en la planta de YPF en Ensenada, con la presencia de Cristina Fernández y una multitud K. En la asunción de Martín Sabbatella al frente del AFSCA sucedió algo similar.
Parece que Scioli comenzó a tomar precaución de esta situación, y, lejos de disimular y hacer oídos sordos, decidió hacer algo al respecto y prefiere ocultarse lejos de la masa que presencia los actos, para que nadie pueda ver su reacción en el caso de que la manifestación del público sea negativa, con silbidos, abucheos y reprobación.