Lejano quedó aquel tiempo en que la vorágine electoral inundaba e invadía a toda hora, momento y lugar toda la vía pública. Por las calles, la decoración de postes de luz, árboles, rotondas, ramblas, paredes y hasta ingresos a la ciudad era agobiante, excesiva. La imagen de los candidatos locales y sus promesas marcaban la tónica del día a día platense.
Por aquellos días, y para luchar contra el aparato publicitario de Pablo Bruera -quien se encargó de adornar hasta los rincones más inhóspitos de la ciudad de las diagonales-, hubo un candidato que buscó hacerle frente, intentando pararse de igual a igual y marcando presencia, también al aire libre y bajo la luz del sol. Nada más y nada menos que el hijo de la titular de Abuelas de Plaza de Mayo: Guido Kibo Carlotto.
El Senador Provincial intentó posicionarse como la alternativa más fuerte del intendente, y apuntó –obviamente- a apegarse a la imagen de Cristina Fernández, quien arrasaría en las presidenciales de octubre. Para lograr su cometido, Kibo apuntó de lleno a la juventud kirchnerista local; por eso es que se acopló a La Cámpora, bajo el discurso de que la ciudad no debía estar alejada del proyecto nacional K.
En ese marco, el hijo de Estela de Carlotto se ubicó realmente como un candidato que no estaba en los planes de nadie, y –en mayor o menor medida- amenazaba con robarle votos al actual –reelecto- jefe comunal platense.
Su campaña se basó en ligar su persona de manera extremadamente estrecha a la de Cristina Fernández. De la noche a la mañana, Kibo se transformó en el personaje más allegado a la presidenta; en la mejor alternativa para lograr el cambio en La Plata; en el político indicado para encarrilar los destinos de la ciudad y acoplarlo al gobierno nacional; o al menos, esa fue su idea.
Aquella estrategia fue acompañada por una campaña mediática que se hizo fuerte principalmente en la web. Las redes sociales no fueron la excepción en este caso y Kibo Carlotto marcó territorio en su página personal, facebook y twitter. Por aquellos días era innegable que su popularidad local crecía día a día y se posicionaba -de a poco- como el candidato de Cristina Fernández en la ciudad que le disputaría la intendencia a Bruera.
El festivo recital de cierre de campaña previo a las primarias de agosto a cargo de La Bersuit en Plaza Italia marcó el apego de Carlotto con toda la juventud kirchnerista local, que festejó junto al candidato en el marco de un show de rock, que según sus propias palabras, fue un “premio a la militancia de este espacio y a los jóvenes de diversas agrupaciones que me acompañan”.
Hoy, a medio año del inicio del fenómeno Kibo en la ciudad de La Plata, y consumados los resultados de los comicios, el panorama cambió. ¿Dónde está Kibo? Pasó agosto, y de igual manera pasó octubre. Del recital de La Bersuit Vergarabat a Los Wachiturros, y de la creciente popularidad al silencio atroz. Hoy en día –o mejor dicho- a partir del 25 de octubre (último tweet del Senador Provincial), el contacto con la gente desapareció. Quedó en el olvido aquel candidato que se proponía lucharle el mando de la ciudad al candidato del Frente Para La Victoria, que –obviamente- también fue en la boleta con la imagen de Cristina.
“Esto recién empieza, vamos a seguir construyendo el proyecto nacional en La Plata”, fue lo último que escribió Guido Carlotto en su cuenta personal de twitter, tras su derrota electoral de octubre, un día después de la elección.
Tras aquel mensaje esperanzador y optimista, sólo vino el silencio, profundizado en los últimos días, en los que llamativamente no hubo una aparición pública del hijo de Estela de Carlotto para saludar a la presidenta antes, durante, ni después de su operación.
¿Continúa el duelo? ¿Son las vacaciones naturales después de tanto trabajo? ¿O está preparando el próximo movimiento de cara al futuro? Sólo lo sabe Carlotto, quien se vio obligado a reacomodar su rumbo tras el 23 de octubre pasado.