El ministro de Infraestructura se muestra en el territorio y en los medios. Sintonía fina con intendentes. El de Malvinas Argentinas pasó sin pena ni gloria.
El estilo que Gabriel Katopodis le está imprimiendo a la su gestión en el Ministerio de Infraestructura bonaerense contrasta con el letargo, las críticas y la poca exposición que ostentó su antecesor en el cargo, el intendente de Malvinas Argentinas, Leonardo Nardini, quien acumuló quejas por demoras en las obras y discriminación hacia intendentes opositores.
Con la experiencia de los cuatro años en el Ministerio de Obras Públicas de la nación y pese al contexto de recortes impuesto por Javier Milei en los recursos, además de una inflación de niveles altísimos que dificultan el desarrollo de las obras, Katopodis se muestra activo con avances e inicios de nuevas obras e inauguraciones.
En ese plan recorre los distritos del territorio, se sienta con los jefes y las jefas comunales para pedirles que fijen prioridades y se compromete a iniciar los trabajos con la mayor rapidez posible.
Es parte de la estrategia del gobernador Axel Kicillof, que quiere contraponer su gestión con la de la Casa Rosada, que hace gala del fin de la obra pública.
Su impronta contrasta con la del exministro Nardini, quien desembarcó en el gobierno bonaerense a fines de 2021 de la mano del exjefe de Gabinete Martín Insaurralde.
Al jefe comunal de Malvinas Argentinas le llovían las quejas de sus pares de todas las tribus y colores políticos por demoras en las obras, entre las cuales se destaca la de la ruta 36, una vía neurálgica entre Ciudad de Buenos Aires y las ciudades de la costa atlántica. Hubo quienes le criticaban su poca presencia en La Plata. La oposición también denunciaba “discriminación”, especialmente en tiempos electorales.
En aquel entonces, lo marcaba con claridad el intendente peronista de Esteban Echeverría, Fernando Gray: “Es la primera vez que no tenemos obras de la provincia. Es una gestión que se tiene que poner las pilas, porque esto va a tener impacto electoral seguro”, advertía. No era el único. También la oposición lanzaba críticas por sentirse “discriminada” en el reparto de grandes obras viales, hidráulicas y de infraestructura.
El contraste entre el actual y el anterior ministro de la cartera trasciende la gestión. Katopodis se transformó en una de las espadas políticas de Kicillof para dar la batalla en los medios. Recorre estudios de televisión y radio hablando de la importancia de la obra pública, defiende la gestión bonaerense y cuestiona las políticas del presidente Milei. En poco tiempo llegó a sentarse en la mesa chica del gobernador.
Nardini, en cambio, cultivó un perfil bajo. Fueron pocos sus desembarcos en los distritos y esporádicos sus intervenciones en los medios. Durante los dos años que estuvo en el cargo, no pocos señalaron que el funcionario estaba mucho más ocupado en su distrito que en la gestión bonaerense. Además, quedó marcado por la interna dentro del gabinete que lideró Insaurralde.