LESA HUMANIDAD

La historia de Chupete, el compañero de Néstor y Cristina Kirchner asesinado en la dictadura

Horacio Benavides fue ejecutado por represores en La Plata. Su hermano cuenta la trama que va del secuestro al silencio y al proceso interior hasta poder clamar justicia.

Para Marcelo Benavides el camino que lo llevó desde el asesinato de su hermano Horacio, en plena dictadura militar, hasta el juicio de lesa humanidad por ese hecho fue "un proceso muy largo"; pero "nunca es tarde", dijo a Letra P antes de testimoniar por primera vez en un debate oral y público. Tenía 18 años cuando Chupete Benavides fue acribillado en plena Plaza Moreno, en La Plata. Días antes de aquel suceso él había sido secuestrado. Por décadas no pudo habló de esos momentos del horror, hasta que una charla con estudiantes de escuela primaria -reconoce- "destrabó algo" dentro suyo. En 2016 denunció el caso en instancias judiciales. El miércoles, frente al Tribunal Oral Federal número 2 platense, deseó "Justicia plena y absoluta" para el genocida Jaime Lamont Smart y los policías retirados Walter Omar Ale y Juan Nazareno Risso, acusados de "homicidio, crimen genocidio y delitos de lesa humanidad".

"Es la posibilidad que no le dieron a mi hermano ni a los 30 mil desaparecidos", dijo al cierre de la exposición que inauguró la etapa de testimonios del juicio que repasará los hechos y responsabilidades por el asesinato de Benavides, un militante de la Juventud Universitaria Peronista y de Montoneros, estudiante de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), y compañero de cursada de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández, que fue cazado a tiros por una patota de la Bonaerense el 30 de septiembre de 1976. La familia recuperó el cuerpo del joven luego de una reunión con el jefe del Primer Cuerpo del Ejército, Carlos Guillermo Suárez Mason: "En su oficina, en frente de mi papá, Suárez Mason llamó al jefe e la Policía Bonaerense Ramón Camps y le ordenó que entregara el cuerpo", contó Benavides durante su testimonial en el juicio.

El paso del tiempo

Marcelo tenía 18 años aquel septiembre del 76, cuando la represión intensificó la persecución sobre su hermano. Lo fueron a buscar a la casa familiar, un departamento en calle 59 entre 13 y 14; pero ya no vivía allí. En su lugar se llevaron a Marcelo, que dormía. Vendado y maniatado, fue conducido por una patota de militares y policías hasta un lugar que, con los años, pudo identificar como Pozo de Arana. Bajo tortura, le arrancaron el dato del domicilio de Chupete. Entre lágrimas, el testigo querellante recordó el momento en el que lo llevaron hasta el edificio de departamentos donde vivía su hermano junto a su esposa, Estela Rossi, y lo obligaron a señalar el timbre correspondiente. El militante universitario pudo escapar junto al resto de las personas que se encontraban en el lugar: Rossi y los matrimonios de Domingo Alconada Moreira y María Tapia, y de Enrique Sierra y Lucia Tartaglia, quienes la mayoría se encuentra desaparecida.

Marcelo Benavides
Marcelo Benavides declara en el juicio por el asesinato de su hermano

Marcelo Benavides declara en el juicio por el asesinato de su hermano

Marcelo fue devuelto al centro clandestino del Circuito Camps donde permaneció durante otros seis días. Fue liberado el 27 de septiembre. Tres días después, su hermano fue asesinado. El episodio "golpeó tremendamente" a su familia: su madre quedó hundida en una depresión profunda y su padre, recuerda Marcelo, no podía hablar del tema, "lo invadía la angustia". Además del crimen de Chupete y de su propio secuestro, la familia sufrió el secuestro y la desaparición de tres primos y sus parejas. Él estudió abogacía en La Plata y comenzó a trabajar en la Justicia años antes de que culminara la dictadura genocida. A mediados de los 90, se mudó a Neuquén. Pocas personas conocían su costado sobreviviente y con una familia diezmada por el horror de la dictadura.

En 2007, después de varios años de insistencia, aceptó la invitación de una amiga a dar una charla en una escuela neuquina a propósito del 24 de marzo. Los oyentes "eran más de 300", recuerda; todos estudiantes de escuela primaria y sus familias. Él se despojó de su rol público, por entonces era juez, y contó su historia familiar. "Fue una experiencia increíblemente conmovedora, destrabó algo dentro mío", reconoció. Algunos años después regresó a La Plata, ya decidido a involucrarse en actividades que significaran la construcción de memoria en torno de los acontecimientos que lo habían atravesado.

Años después, participando en un acto público del estilo, Marcelo conoció a Aníbal Hnatiuk, un abogado que entonces colaboraba con Pablo Llonto, querellante en causas de lesa humanidad. Le contó su caso. Juntos radicaron la denuncia sin imaginar, dijo, que "se iba a poder avanzar tanto como para traducir en nombres y apellidos" las responsabilidades del crimen de su hermano.

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Marcelo Benavides y su hermano mayor, Horacio.

Marcelo Benavides y su hermano mayor, Horacio.

El rastreo de legajos

El asesinato de Chupete Benavides salió publicado en los diarios de la época. La bajada de línea de la dictadura consiguió que aquella balacera se presentara como el "abatimiento de un terrorista subversivo" en el contexto de un "operativo heroico" donde resultó muerto el policía Horacio Sánchez. Hnatiuk, Llonto y compañía rastrearon esa muerte en los archivos del Ministerio de Seguridad, en cuyos documentos encontraron declaraciones de efectivos policiales que habían compartido el operativo de "rastrillaje personal", tal como figura en la causa judicial, con el policía muerto.

De todos esos nombres, solo dos siguen en el debate: Walter Omar Ale y Juan Nazareno Risso. Ramón Carlos Velasco y Carlos Emilio Bordalonga fallecieron hace algunos meses atrás. Ale, Risso y Velasco formaban parte de la Dirección General de Investigaciones de la Policía bonaerense, comandada por Miguel Osvaldo Etchecolatz, quien también integró la lista de acusados para este juicio, pero murió antes.

"Realmente es un hallazgo que hayan podido dar con con los integrantes de la patota; así que estamos a la espera de lo que se pueda reconstruir en el debate", puntualizó Marcelo Benavides. Su secuestro, en tanto, está siendo investigado en la instrucción que continúa reconstruyendo los crímenes de Pozo de Arana.

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