MUJERES EN EL PODER

Elecciones 2025: con la paridad no alcanza, sin la paridad no se puede

En el Congreso, las mujeres todavía no llegan al 50%. En Formosa, La Pampa y Jujuy superaron el piso de años anteriores. Las provincias en el fondo de la tabla.

El año que viene Argentina celebrará elecciones legislativas para renovar 24 bancas en el Senado y 127 en la Cámara de Diputados. Aunque la realidad del país se mueve con una agenda vertiginosa, por debajo, en el armado territorial, algunas mujeres de la política empiezan a conversar sobre la construcción de las candidaturas. A pesar de que desde 2017 rige en el país la Ley 27.412 de Paridad de Género en Ámbitos de Representación Política, esa representación todavía no es paritaria.

Si se suman las dos cámaras legislativas, las mujeres hoy ocupan el 43,2% de las bancas, mientras que los varones son el 56,8%. Los datos se desprenden de Mujeres en el Poder, un proyecto del Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA) que monitorea de manera periódica cómo están conformados los tres poderes del Estado (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) en todas las provincias y a nivel nacional.

El dato esperanzador está en algunas provincias. Formosa, por ejemplo, supera la paridad, con el 53% de representación política legislativa. Santiago del Estero, Chubut y San Luis llegaron a la paridad como meta. Neuquén, Ciudad de Buenos Aires, Jujuy, Buenos Aires, Chaco y La Pampa la rozan con porcentajes que van del 47% al 49% de participación femenina. En el fondo del ranking federal están las provincias de La Rioja, Santa Cruz, Salta y Tucumán cuyos promedios van del 25% al 22%.

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La situación es dispar por distintos motivos. Por un lado, por las características del sistema electoral de las provincias, que luego impacta en las listas nacionales. En determinadas jurisdicciones existe una imposibilidad de que se cumpla el objetivo final del criterio de paridad. Por ejemplo, San Juan, La Rioja, Santa Cruz y Salta, aún con legislaciones propias de paridad, no superan el 33% de participación de mujeres.

Tierra del Fuego y Tucumán son dos provincias que ni siquiera poseen una ley de paridad que impulse un 50% de participación de mujeres en las listas. Esto queda librado a la voluntad de los partidos políticos.

La Pampa, Formosa y Jujuy son tres casos ejemplares: aumentaron sus porcentajes de participación de mujeres después de las elecciones de 2023. Se consolidan, según el relevamiento de ELA, con buenos porcentajes de participación.

Los partidos políticos como el principal obstáculo

"Si debido a los sistemas electorales, las mujeres siguen ocupando los puestos menos favorecidos, con menores posibilidades de ser electas —por ejemplo, obteniendo segundos lugares en lugar de primeros— esto se debe a que los partidos políticos, que son quienes definen la composición y el orden de las listas, así lo deciden”, dice a Letra P Ximena Cardoso Ramirez, integrante del área de Políticas de ELA. “Son los altos mandos de los partidos quienes deberían impulsar más liderazgos femeninos más allá de lo que establezcan las leyes para que las mujeres tengan mayor legitimidad en las negociaciones políticas a la hora de discutir cargos", agrega.

Para ella el gran nudo a desatar es la definición de las cabezas de las listas. “Ninguna ley de paridad a nivel provincial ni nacional establece cómo deben ser los encabezamientos de lista”, subraya.

Superar la paridad como techo

“Hay un recorrido desde el cupo a la paridad. Sirvió para que avancen, pero cuando vemos las listas de senadores donde hay solamente tres lugares entrables, siempre los varones se las arreglan para encabezar”, opina Mercedes D'Alessandro, que es economista y formó parte del armado de Mujeres Gobernando de la gestión del Frente de Todos. En la red social X, a partir de la denuncia contra el ex presidente Alberto Fernández por violencia de género, ella planteó con ironía los dilemas que plantea la paridad como techo. “Yo quiero aprovechar la oleada libertaria de desmantelar políticas de género y sacar la paridad uno y una. Voy por listas de todas minas, libre de pajeros, libre de pacto de machos”, lanzó.

En diálogo con Letra P, desarrolla su planteo. “Hemos sido muy generosas con los varones que tuvieron siglos gobernando. Podríamos haber dicho en la ley que las listas deberían tener al menos un 50% y además en posiciones relevantes. Tiene que haber un cambio sustancial. Incluso si logramos una mayoría de mujeres sería algo justo. No veo por qué nosotras nos tenemos que conformar con gobiernos paritarios cuando toda la vida hemos sido minoría y en algunos casos que ni existíamos”, argumenta.

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D'Alessandro reflexiona sobre cómo los partidos de ultraderecha incluyen más mujeres en espacios de visibilidad más allá de las legislaciones. “Han tomado nota de que tienen un problema con las mujeres que no son su base militante y votante y que tienen que ganar esos votos. Entonces, la manera que encontraron es mostrar mujeres en sus espacios y decir que no son machistas, aunque las que integran los espacios son abiertamente antifeministas. En Brasil están preparando la imagen de Michelle Bolsonaro porque se dieron cuenta de que el voto femenino está en disputa y que tienen que ofrecer candidatas que resuenen en aquellos espacios de mujeres más conservadoras”, dice.

Las legislaciones de acción afirmativa nunca son un punto de llegada, sino más bien un punto de partida para la inclusión de una porción de la población excluida de los espacios de poder. También está a la vista que la representación femenina no es la garantía de mayor feminismo ni de políticas de ampliación de derechos. La disyuntiva no es menor: sin la paridad no se puede, pero con la paridad no alcanza. Mientras los varones de la política son señalados por conductas inapropiadas o por violencia machista, son muchas las que dedican tiempo a pensar estrategias para ser más en los espacios de toma de decisión legislativa.

Habrá que esperar a 2025 para ver si aparece la voluntad política.

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