En los últimos tres años, la paridad de género se extendió a lo largo de todo el país: está vigente en 22 provincias y sólo Tucumán y Tierra del Fuego no aprobaron una ley en este sentido. El cupo de 50% para las mujeres en las legislaturas y, en algunos casos, en los poderes Ejecutivo y Judicial, implica un avance en la participación política femenina, pero no es, todavía, lo deseable en términos de igualdad de oportunidades. En algunos distritos, la aplicación de la ley no es efectiva y, en otros casos, representa un techo.
Una primera dificultad aparece en el entrecruzamiento entre las leyes electorales provinciales y lo establecido por las leyes de Paridad. En Santa Cruz, por ejemplo: la participación de mujeres en cargos ejecutivos es del 38%, mientras que en la Cámara de Diputados la cifra es del 25%, de acuerdo con un relevamiento realizado en abril de 2023 por el Ministerio del Interior.
Igual que en San Luis, Salta y La Rioja, en la provincia patagónica rige la Ley de Lemas, un sistema electoral que permite que los partidos políticos presenten más de una lista de candidaturas para el mismo cargo y, a la vez, le asignen a la nómina más votada dentro de cada partido los votos recibidos por todas las otras. En 2018 un trabajo del Observatorio Electoral Argentino evidenció que la Ley de Lemas “enturbia la información a partir de la que deciden los votantes. El electorado no sabe a qué lista irá su voto hasta el recuento”. Así, la paridad se vuelve un horizonte imposible en el marco de una ley en la que el destino final de los votos se torna opaco.
El nombre de Marcela Durrieu es conocido entre quienes luchan por la paridad en ámbitos de representación política. Durante los años 90, ella y otras referentas de distintos partidos se jugaron su carrera política para lograr la aprobación de la Ley de Cupo Femenino, sancionada el 6 de noviembre de 1991. En la actualidad, Durrieu integra Ojo Paritario -un espacio dedicado al monitoreo de la paridad de género en ámbitos de representación política- y sigue de cerca la “ola paritaria”.
Para la exdiputada y madre de la presidenta de AYSA y precandidata a la intendencia de Tigre, Malena Galmarini, la ruptura del sistema político y la dispersión en múltiples sectores jugó en contra a la hora de aplicar la paridad en el proceso electoral en curso. “Los propios frentes tienen distintas tribus, entonces no queda claro dónde se definen las candidaturas. Esto imposibilita que las mujeres puedan hacer lobby para elegir candidatas feministas que impulsen determinada agenda”, señala. “Hay una situación paradójica: tenemos ley de paridad en casi todas las provincias, pero los resultados no se van a ver reflejados en las bancas”, advierte la exconcejala de San Isidro.
En Ojo Paritario sostienen que otro obstáculo importante para la aplicación efectiva de la paridad es la falta de información al respecto entre las integrantes de los distintos espacios políticos. “Nadie puede defender un derecho que desconoce”, dicen en la organización. Hace dos meses, Ojo Paritario lanzó la campaña federal “Ojo, te estamos mirando”, en la que más de 90 referentas políticas instaron a controlar el cumplimiento de la paridad en las listas. El espacio cuenta con el auspicio de la Fundación Friedrich Ebert Stiftung (FES) de Argentina. Para Svenja Blanke, representante de la FES Argentina, “sin la participación plena e independiente de las mujeres, nuestras democracias no están completas”.
Las dos que faltan
Tucumán es una de las dos provincias donde no se aprobó una Ley de Paridad distrital. Sí cuenta con ley de Cupo desde 1995, que implica que cada dos varones debe estar ubicada una mujer, de manera alternada desde el primero hasta el último lugar. La cuota del 30% no incluye los cargos electivos unipersonales (gobernación, vicegobernación, intendencias y otros cargos comunales). Además, el entrecruzamiento de la ley de Cupo con la Ley de Acoples, una variante tucumana de los Lemas, provocó una disminución progresiva de la representación femenina en el sistema político de la provincia.
Para Celia del Bono, del Comité de Latinoamérica y el Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer (Cladem), el principal impedimento para la aprobación de la Ley de Paridad de Género en Tucumán es la falta de voluntad política: “la Legislatura de la provincia tomó la decisión de no tratar ni los proyectos presentados por sus integrantes ni la iniciativa de la mesa de paridad”.
Sobre los efectos de la ausencia de una ley que garantice la participación igualitaria entre varones y mujeres, Del Bono afirma que “una consecuencia obvia es la poca presencia de mujeres en el recinto, lo que deriva en la falta de políticas con perspectiva de género”.
En Tierra del Fuego, la otra provincia sin ley provincial de paridad, el panorama resulta un poco más alentador: en 2022, las ciudades de Ushuaia y Río Grande aprobaron la paridad en el Concejo Deliberante y el Poder Ejecutivo a través de la modificación de la Carta Orgánica.
En la provincia está vigente el Sistema D’Hondt de preferencias, que incluye la posibilidad de un desplazamiento del orden estipulado en las listas. Por esta razón, en varias ocasiones los candidatos hombres terminaron desplazando a las candidatas mujeres.
La ausencia de una normativa que garantice la participación igualitaria de las mujeres se hizo evidente en la composición de las listas en las últimas elecciones provinciales. Según los datos recopilados por DataGénero, solo tres de las cinco listas que se presentaron propusieron candidatas mujeres para la gobernación o la vicegobernación.
Sólo en 2022 se presentaron cinco proyectos vinculados con la Paridad. Élida Rechi, candidata a concejala por la Lista 175 en Ushuaia e integrante del Colectivo de Paritaristas de Tierra del Fuego, enfatiza que los esfuerzos para la aprobación de la ley se limitan al plano discursivo: “Muchos candidatos hablan del tema y manifiestan su interés en la aprobación de la ley, pero esto no se traduce en acciones concretas”.
Más allá de las imprescindibles acciones afirmativas como los cupos o la paridad, la participación política de las mujeres también se mide en su influencia en los espacios de decisión. A menos de un mes del cierre de listas a nivel nacional, habrá que ver si las mujeres se limitan a firmar o, efectivamente, están en las mesas chicas que discuten y resuelven qué nombres se imprimirán en las boletas para las PASO.