Voces masculinas que se hacen pasar por el presidente de la Corte Suprema, Horacio Rosatti, llamaron a comisarías y dependencias policiales para pedir información sobre la población carcelaria y reportes sobre los detenidos. Los episodios generaron alarma en el Poder Judicial y motivaron una denuncia que recayó en el juzgado federal de Ariel Lijo.
De acuerdo con la investigación, a cargo de Lijo, el 25 de noviembre, un hombre llamó al Departamento Investigaciones Especiales de la Policía Federal, se identificó como Rosatti y pidió “un listado actualizado de los detenidos” en las dependencias policiales que incluyera nombre completo, causa judicial, tiempo de detención, detalles sobre la eventual reincidencia y teléfonos de los familiares. La voz explicó que había un relevamiento “por parte de un organismo de Derechos Humanos”.
La comunicación llamó la atención en la dependencia, que le dio intervención al Departamento Unidad Investigativa Contra la Corrupción y, luego, al juzgado. Lijo le notificó de la situación a Rosatti en una nota que le envió el 4 de diciembre, en la que le informó que las tareas de investigación habían dado frutos. A partir de los datos de geolocalización de las antenas donde impactaban las comunicaciones y el análisis de las conversaciones, se estableció que los llamados provenían del Establecimiento Penitenciario n° 7 de Jujuy.
Lo curioso fue que la situación se repitió en otras oportunidades. El 20 de diciembre, se recibió un llamado similar en la delegación DUOF de la Policía Federal de San Luis, en la que la voz que se identificó como Rosatti también reclamaba que se le informara sobre la situación de los detenidos. Dos días después, el 22 de diciembre, sucedió lo mismo en la DUOF de Esquel.
C 5021 oficio a la CSJN (1).pdf
A partir de esos llamados, se emitió una alerta interna a todas las delegaciones federales en la que se indica que “bajo ninguna índole se le debe brindar información si no es por los medios legales o estipulados” por la institución.
Tensión en la Corte Suprema
Los llamados en nombre de Rosatti se dan en un contexto tenso en la Corte Suprema. La semana pasada, los jueces del Máximo Tribunal participaron de un acto de reconocimiento a Juan Carlos Maqueda, que dejará su cargo en los próximos días.
El evento dejó al descubierto la guerra interna que se libra en la Corte, entre Ricardo Lorenzetti y la mayoría que hasta ahora formaron Rosatti, Maqueda y Carlos Rosenkrantz. Lorenzetti ni siquiera participó de la despedida de quien fuera su colega durante dos décadas. En su discurso final, Maqueda habló de los riesgos que corren las instituciones de la democracia, la República y el Estado de derecho y advirtió sobre “los hombres que se creen proféticos” y “hacen culto a la personalidad”. Pareció un discurso dirigido a la Rosada.
En la Corte creen posible que, en los próximos días, Milei avance con la designación en comisión sus candidatos para el Máximo Tribunal, Manuel García Mansilla y el propio Lijo. Pero ya enviaron un mensaje al Ejecutivo que da cuenta de su desacuerdo con la situación. La semana pasada, Maqueda, Rosatti y Rozenkrantz firmaron una acordada en la que establecieron un mecanismo para el sorteo de conjueces que le permitirá a la Corte funcionar con tres miembros. Lorenzetti firmó en disidencia y dijo que ese mecanismo afectará la seguridad jurídica y “motivará la presentación de nulidades”
Como contó Letra P, además del disgusto de dos de los jueces de la Corte, la designación de los jueces vía decreto abrirá un conflicto institucional con el Senado. Ya a fines de noviembre, el bloque de Unión por la Patria (UP) en la Cámara alta se encargó de mandarle un aviso a la administración libertaria: se comprometió públicamente a rechazar los pliegos de los jueces que hubieren aceptado ser nombrados “en comisión” por el Presidente.