ELECCIONES 2023 | CÓRDOBA

Daniel Passerini votó con el guion del triunfo y un olvido particular

El peronista que quiere suceder en la intendencia a Llaryora aseguró que se subirá al escenario a festejar. La señal mística que recibió uno de sus asesores. El primogénito que casi se vuelve caminando a su casa.

El candidato de Hacemos Unidos por Córdoba a la intendencia, Daniel Passerini, estacionó su auto en la esquina del Colegio Alemán de barrio Villa Belgrano, en la zona norte de la Capital. En compañía de su hijo mayor, caminó casi 50 metros hasta el ingreso del patio de juegos del jardín de infantes donde estaba su mesa para sufragar.

Allí lo esperaba un grupo de asesores y el jefe de la campaña, Héctor Pichi Campana, que señalaba una pequeña cesta de básquet como una señal divina de que este domingo “la embocan”. El exdeportista aportó la cábala que el aspirante al Palacio 6 de Julio dice no tener, en alusión directa a la campera roja del gobernador Juan Schiaretti.

Passerini no desentonó con la expectativa que, se ve, forma parte del guión de este domingo electoral que comenzó con la ciudad empapelada con nueva cartelería. “Gana Passerini”, eran los anuncios en letra gigante que podían verse por los distintos puntos de la ciudad.

Habló con la seguridad de que él será quien suba a festejar al escenario esta noche y no su contrincante Rodrigo de Loredo, de Juntos por el Cambio. “A las 21 vamos a estar festejando”, dijo en una respuesta dirigida al "batacazo" que prometió el radical.

Se presentó como el próximo intendente de la ciudad y salió al cruce de las versiones de la oposición que le adjudican una maniobra para desalentar el voto ciudadano. “Queremos que la gente venga masivamente a votar, que ratifiquen un rumbo. La gente de la ciudad ya se expresó apoyando a Martín Llaryora, hoy va a ratificar su apoyo y me va a hacer intendente”, lamzó en otro párrafo que ilustró la autoconfianza que se debía escenificar.

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El sábado por la tarde, el gobernador electo y Passerini encabezaron un encuentro con referentes y militantes en la cancha del Club Instituto. El nivel de arenga incluyó momentos altamente personalizados. La dupla fue recibiendo a grupos de 50 personas a la vez para pedir un esfuerzo final en la búsqueda “cara a cara” del voto. “La elección se gana de 8 a 18”, les repetían una consigna que puede parecer obvia, pero que encierra la preocupación de un escenario imprevisible.

La apuesta reposa, entonces, en la maquinaria peronista. Mientras tanto, Passerini se apegó al guión. Votó, se sacó selfies con algunas personas que se lo pidieron, incluso con una mujer con un buzo con el escudo de Boca Juniors. “Yo soy de San Lorenzo”, le remarcó la deferencia. “Y, perfecto no iba a ser”, le retrucó con picardía la señora. El médico se puso colorado.

Cuando terminó el set de fotografía vecinal, Passerini empezaba a enfilar hacia la puerta de salida para almorzar pastas con pollo. “Esperá, está votando Franco”, le advirtió su atenta asesora que se estaba olvidando a su hijo.

Son horas de emociones fuertes.

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