LA PLATA (Corresponsalía Buenos Aires) Los investigadores del atentado contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner se enfocaron en el análisis de la información obtenida de los teléfonos celulares de los amigos de Fernando Sabag Montiel y Brenda Uliarte, por el momento, los únicos detenidos que tiene la causa. Se trata de los integrantes de la denominada “banda de los copitos”, nombre con el que se los bautizó debido a que se dedican a la venta de copos de azúcar.
Llama la atención a las pesquisas que los vendedores de copitos no se tienen registrados entre sus contactos y se comunicaban mediante perfiles falsos de Facebook.
También se detectó que Nicolás Carrizo, presunto líder del emprendimiento de golosinas, aparece filmado durante varios días merodeando la zona de Juncal y Uruguay, en el barrio porteño de Recoleta donde vive CFK. Se sospecha que desplegaba tareas de inteligencia para observar los movimientos de Fernández de Kirchner. Su presencia fue detectada los días 27, 28, 29 y 20 de agosto. Es el tercer sospechoso en orden de importancia.
Sobre la base de la existencia de una preparación previa del ataque, la Justicia investiga si hubo otros involucrados que hayan aportado “financiamiento y logística”. También se hallaron imágenes de otro integrante de los copitos, Sergio Orozco, a quien se ve junto a Uliarte en un móvil de Crónica TV.
Todos estos datos ponen en crisis la hipótesis del “lobo solitario” que apunta a un atentado ejecutado por una sola persona, con sus facultades mentales alteradas. La imagen del ataque planificado se robusteció a partir de la aparición de una decena de imágenes del carrito de copos de nieve en inmediaciones de la vivienda de la vicepresidenta en los días previos al ataque. Uno de los desafíos de la jueza María Eugenia Capuchetti y del fiscal Carlos Rívolo es determinar si detrás de ellos hay autores intelectuales que contrataron o manipularon a los ejecutores del intento de magnicidio.
En la noche del viernes 2 de setiembre (al día siguiente del ataque), Uliarte protagonizó junto a cinco de sus supuestos compañeros de trabajo ambulante una entrevista televisiva en la que todos afirmaron que estaban bajo amenaza: ella los había contactado a las 5 de la mañana de aquel día porque estaba asustada y finalmente se encontraron cerca de las 13, según relataron ante la justicia.
“Fue una estrategia de ellos presentarse como testigos y como podían aportar elementos útiles se les recibió testimonio. Pero nada impide que se los investigue y eventualmente se los impute, si la Justicia considera que tuvieron alguna vinculación con el hecho investigado”, sostuvo una fuente del caso a la Agencia Télam. En esa línea no se descartan más allanamientos y detenciones.