UN PROBLEMA CAÍDO DEL CIELO

Avión iraní: la "preocupación" de Israel y el sabor agridulce en la Casa Rosada

Tel Aviv reconoció "el accionar rápido, efectivo y firme" de Buenos Aires, pero denunció que llegó un "alto ejecutivo" de una empresa vinculada al "terrorismo".

La polémica generada por el arribo del avión venezolano-iraní al aeropuerto de Ezeiza tuvo este jueves su primera repercusión internacional de la mano de un comunicado de la embajada de Israel, a través del cual manifestó su “preocupación” y expresó su “reconocimiento por el accionar rápido, efectivo y firme de las fuerzas de seguridad argentinas”. 

 

A pesar de que la investigación judicial argentina, a cargo del juez Federico Villena, aún no evidenció la existencia de delito, la representación israelí manifestó su “preocupación” al recordar que la aeronave “hasta hace poco tiempo era utilizada por la empresa iraní Mahan Air” y que desembarcó en Buenos Aires “a un grupo de funcionarios iraníes, entre los que se encontraba un alto ejecutivo de la empresa aérea persa Qeshm Fars Air”. Según Tel Aviv ambas compañías “se dedican al tráfico de armamento y al traslado de personas y equipos que operan para la Fuerza Quds, las cuales están sancionadas por Estados Unidos por estar involucradas en actividades terroristas”. 

 

Estos son uno de los dos puntos principales de la investigación judicial. Por un lado, si hubo fallas o deficiencias en los controles del Estado que permitieron el aterrizaje de un avión que fue rechazado por Uruguay y que pertenece a una empresa sancionada por Washington sobre la cual ya existían advertencias regionales, como las hechas por el gobierno de Paraguay que, justifica la Casa Rosada, habrían llegado tarde a Buenos Aires para tomar acciones previas. Por el otro, si alguno de sus integrantes está relacionado con la empresa Qeshm Fars Air -sancionada por la Casa Blanca- o con la fuerza Quds, un grupo de élite de la Guardia Revolucionaria de Irán, una rama de su ejército calificada como “terrorista” también por los Estados Unidos.

 

"Los hechos recientes dan cuenta de los intentos sostenidos de la República Islámica de Irán, a través de la Guardia Revolucionaria y la Fuerza Quds, para continuar consolidando su influencia en todo el mundo, incluso en Sudamérica, como base para acciones terroristas en el continente”, manifestó el comunicado de la embajada que conduce Galit Ronen y agregó: “Esta situación se suma a otras operaciones registradas en los últimos meses como el intento de asesinato de ciudadanos israelíes en la ciudad de Bogotá por parte de criminales que trabajaban para la Fuerza Quds en Colombia”.

 

A pesar de la preocupación y de que las autoridades israelíes aseguran que el capitán del avión, Gholamreza Ghasemi, es miembro de la Guardia Revolucionaria y de la empresa Qeshm Fars Air -algo que el gobierno argentino aún no confirma-, el comunicado diplomático resalta que el accionar de Buenos Aires “constituye un mensaje importante a Teherán para que no vuelva a intentar actuar en suelo argentino ni en ningún otro país de la región”.

 

La reacción israelí dejará un sabor agridulce en la Casa Rosada ya que, por un lado, demanda un accionar más fuerte para confirmar la identidad de un posible miembro de una organización terrorista para gran gran parte de Occidente; y, por el otro, destaca la labor realizada por las distintas dependencias del Estado, un punto que esgrimieron distintas figuras del oficialismo, como el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, y el jefe de Gabinete, Juan Manzur

 

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