Los días que distancian al anuncio con el inicio de la guerra, que recién será el viernes, servirán para alinear tropa y distinguir enemigos. Los grupos empresarios más poderosos, encabezados a viva voz por las entidades del campo, aprovecharon el traspié de las medidas antiinflacionarias del gobierno de Alberto Fernández para sacar a relucir estrategias de menor intervención estatal, reducción impositiva y libertad de mercado para la actividad empresaria. De la otra vereda, el Ejecutivo buscará que las pymes y a sus aliados del sector productivo pongan la cara en una foto que servirá para respaldar controles, tanto en las góndolas como en la cadena productiva, de ser necesario.
Este miércoles, los productores y exportadores de carne fueron identificados como uno de los actores que perjudica al plan del Gobierno de evitar una disparada de precios. Como contrapartida, los remarcaciones en los mostradores volvieron a hacerse presente en plena jornada, aunque de manera anárquica. Mientras que algunos consideran que se trata de una decisión "especulativa", debido a la guerra en Ucrania y el salto en combustibles que preocupó a los productores y los llevó a "cubrirse" ante próximos saltos inflacionarios; otros señalan que se agilizó un traslado de precios que quedaba rezagado del 15% de incremento de la hacienda en Liniers en febrero pasado. Pero con el ingreso sostenido de hacienda al mercado, "lo lógico es que no haya habido sacudidas en estos días", como resumió un empresario matarife.
El Consorcio de Exportadores de Carne de la Argentina (ABC) evitó intervenir públicamente en el conflicto por la caída del plan Cortes Cuidados, luego de que el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, los amenazara de cerrar de manera definitiva las ventas al mundo si cumplían con el anuncio de no entregar más carne de cortes populares a precios congelados. El martes, horas antes de conocerse el rojo inflacionario del 4,7% de febrero, la entidad empresaria dijo, en una carta al Gobierno, que interrumpía el acuerdo por “informalidad en exportaciones de carnes, no ingreso de divisas y subfacturación de exportaciones”.
La irrupción de los ganaderos en el tiroteo inflacionario logró abroquelar a dos sectores primarios entre los enemigos del Gobierno. El campo, que había levantado temperatura con el cierre de las exportaciones al aceite y la harina de soja, encontró un aliado entre los privados que están en el ojo de la tormenta. "No se si nos van a poner como responsables de la inflación. Si lo hacen, claramente demostrarán un desconocimiento tremendo respecto a nuestro sector y no está el clima como para tensar más la cuerda con nuestra gente", le dijo a Letra P Carlos Achetoni, presidente de la Federación Agraria Argentina (FAA).
Los federados son los que, ideológicamente, podrían estar más cerca del Gobierno en materia de políticas públicas. Sin embargo, hasta el momento jugaron en tándem con la Mesa de Enlace y mantuvieron la tensión con la Casa Rosada en línea con la Sociedad Rural Argentina (SRA). Apenas salió la restricción de exportaciones, el agro plantó bandera y amenazó con pintarse la cara e ir a la ruta. Pero sin la compañía de otras entidades empresarias, prefirió bajar el tono. Sucede que la suba de retenciones se aplicaría para eliminar el diferencial de los productos con valor agregado con los granos de soja. Allí quien pierde es la industria. Pero si alguno de los fideicomisos que planifica el Ejecutivo para abaratar productos toca los bolsillos chacareros, "seguro que va a existir reacción de los productores", según pronosticó Achetoni.
Una foto
Las gremiales empresarias, que reúnen a las grandes corporaciones económicas del país y que integran el G6, tienen un plan antiinflacionario que incluye reducción de impuestos, libertad de comercio y un Estado chico. Ninguna de ellas estará sentada en la reunión que el secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, convocó para el viernes a las 16.30 en la sede del Ministerio de Desarrollo Productivo. El funcionario, dueño de las ideas más duras entre las alas oficialistas que debaten las formas de controlar la inflación, llevará al cónclave a la Mesa de Producción y Trabajo.
La invitación, a la que accedió este medio, partió este miércoles a través de mensajes de Whatsapp y ya confirmaron su presencia los líderes sindicales afines al Gobierno de la CGT y CTA, además de empresarios pymes. Además del "golpe al bolsillo de los sectores populares", uno de los textuales que circularon en el chat, el mundo de las pequeñas y medianas empresas sostiene que la inflación afecta "los precios de insumos difundidos y energía de las pymes y las cooperativas". Feletti apuesta a la grieta en el sector privado: pymes versus grandes empresas. Las primeras, como víctimas de las remarcaciones de los insumos que fabrican algunas compañías que concentran la producción y los precios.
Extrañadas, las organizaciones sociales afines al Gobierno miran los preparativos de la guerra sin tener órdenes de mando. "Aún no hemos sido convocados a nada", le confesó a Letra P uno de los referentes de los movimientos sociales ligados al oficialismo. Existe, entre muchos dirigentes que integran la coalición gobernante, una sensación de que "se anunció con mucho tiempo de antelación el llamado a una pelea".
"En todos estos días van a pasar muchas cosas. Los enemigos se agrupan, toman posiciones y hasta empiezan a disparar. De este lado, somos varios los que no sabemos si estaremos en el frente de ataque, en reserva o miraremos la guerra por los medios de comunicación", razonó, irónico, un empresario aliado de la Casa Rosada.