Desde las ocho de la mañana (hora local) de este domingo, las urnas esperaban a las 38.819.901 personas habilitadas para renovar la totalidad del Poder Legislativo de Colombia y definir las internas de tres alianzas políticas de cara a las elecciones presidenciales del próximo 29 de mayo. Con un escenario nacional marcado por las consecuencias todavía palpables de las protestas de 2021 y con una gran expectativa por el posible crecimiento de la izquierda, el país asiste a una jornada que puede inaugurar un camino histórico de cambios.
En lo que respecta a la Cámara de Representantes, se eligen representanets para 16 nuevas bancas de las actuales 172 para llegar a 188 escaños. Una de las características es que 16 de ellos serán elegidos por las Circunscripciones Especiales Transitorias de Paz (CITERP), un mecanismo alcanzado en la firma de los acuerdos de paz de 2016 entre el Estado nacional y las ex-Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) por el cual las víctimas del conflicto votan representaciones especiales. Además, en el Senado se renovarán 108 asientos. Otra particularidad de la jornada es que en las dos cámaras se elegirán cinco bancas del partido Comunes, la representación política actual de las ex-FARC. La distribución final del Congreso será fundamental para el devenir del aún desconocido próximo gobierno nacional por la distribución de fuerzas y la posible necesidad de alcanzar acuerdos interpartidarios para aprobar nuevas leyes.
Además, este domingo Colombia define las primarias de tres importantes pactos políticos de cara a la primera vuelta presidencial del 29 de mayo y el posible ballotage del 19 de junio. En tanto, la jornada servirá como el primer gran termómetro político para empezar a divisar el resultado del Poder Ejecutivo ante la salida del presidente, Iván Duque, con altos índices de desprestigio y la posibilidad de un triunfo histórico de la izquierda luego de las protestas de 2021 que iniciaron como el rechazo social a una reforma impositiva regresiva y decantaron en un jaque al statu quo neoliberal dominante en el país desde hace años a través de las sucesivas presidencias, que cambiaron de nombres pero no de modelo.
La definición de la izquierda será la del Pacto Histórico, que reúne a las fuerzas más progresistas del país y donde el favorito a ganar es el exguerrillero del Movimiento 19 de julio (M-19) y antiguo alcalde de Bogotá Gustavo Petro. El candidato de Colombia Humana se encamina a imponerse sobre su principal competidora, Francia Márquez, la lideresa afrodescendiente del Polo Democrático, sin sobresaltos y a erigirse como el principal nombre para ganar las elecciones presidenciales de mayo, además de ser el primer mandatario de izquierda de la historia moderna nacional.
La incertidumbre es un poco más fuerte en la competencia del Centro Esperanza, que, como indica su nombre, definirá las boletas del espectro más del medio. En ella, el favorito es el hombre de la Alianza Social Independiente (ASI) y exgobernador de Antioquia Sergio Fajardo. Su pelea es más disputada y está centrada, primero, con el referente de Nuevo Liberalismo, Juan Manuel Galán, hijo de Luis Carlos Galán, el excandidato a presidente asesinado en un acto de campaña por sicarios del narcotraficante Pablo Escobar; y, segundo, con Alejandro Gaviria, un académico que durante los últimos días reportó un crecimiento en las encuestas que lo mantiene con vida. De todas maneras, la centroizquierda sufre varios desafíos, como la incapacidad de establecer un programa claro de gobierno, la falta de ambición en las propuestas y las denuncias hechas por una de sus exintegrantes y antigua secuestrada por las FARC, Íngrid Betancourt, quien no competirá en estas primarias y esperará directamente en mayo.
Por su parte, parte de la derecha tradicional definirá su nombre entre cinco propuestas ya que el referente del oficialista Centro Democrático, Óscar Iván Zuluaga, decidió no inscribirse en las primarias y pasar directamente a la primera vuelta. Las principales candidaturas son las del exintendente de Medellín y candidato de Creemos Colombia Federico Gutiérrez y las del exjefe comunal de Barranquilla y delegado de Movimiento País de Oportunidades Alejandro Char. El desafío de este sector será liderar las banderas de la política tradicional, que se mantuvo en el poder durante las últimas décadas, y enfrentar el legado negativo de Duque, un presidente que, según la última encuesta de Invamer Poll, ostenta una desaprobación del 73% y una aprobación de apenas el 20%.
El revés que sufre el oficialismo nacional es uno de los condimentos que hace de estas elecciones una de las más importantes de los últimos tiempos en el país. Por primera vez, existe una latente posibilidad de que los sectores de poder alineados con la ortodoxia financiera y la actividad agropecuaria extractivita sea derrotada por una coalición de centroizquierda defensora de los derechos humanos y de una distribución más equitativa e igualitaria de la riqueza.
Dos antecedentes profundizan este escenario. El primero, los ocho millones de votos conquistados por Petro en la segunda vuelta de 2018, cuando perdió ante Duque, que lo convirtió en el mejor desempeño electoral del progresismo nacional. El segundo, las protestas de 2021, que derribaron la reforma impositiva del Gobierno y pusieron sobre la mesa una verdadera discusión sobre el modelo nacional dominante, marcado por el neoliberalismo y la violencia todavía persistente en el país contra los grupos irregulares todavía armados y las diferentes organizaciones sociales y defensoras de los derechos humanos que sufren atentados, asesinatos y amenazas todos los días.
Con este contexto, Colombia define a su próximo Poder Legislativo y, lo que es más importante y determinante, empieza a delinear su futuro, que, por primera vez en décadas, podrá ser muy diferente a su pasado reciente.
