EMILCE CUDA, ASESORA DEL PAPA

“Hay que ganarle la batalla al mercado financiero, causa de todos los males”

Es argentina y pisa fuerte en el Vaticano. Dice que la deuda "indigna" a los países latinoamericanos. Alerta por la “crisis” de representación política.

La teóloga Emilce Cuda es la mujer argentina más influyente en la estructura vaticana y remite al papa Francisco desde la Pontificia Comisión para América Latina (PCAL). “Hay que ganarle la batalla al mercado financiero, causa de todos los males”, advierte en una entrevista con Letra P, en la que también revela algunas de las preocupaciones de Jorge Bergoglio para la región, entre ellas el impacto de la deuda externa que “indigna” a los pueblos y la “crisis” de representatividad política.

 

Cuda, quien este viernes fue promovida por el papa de jefa de oficina a secretaria de la PCAL, reivindica la teología del pueblo en el actual contexto de las Américas, considera que el sueño de la Patria Grande todavía es posible y revaloriza las tendencias hacia la derecha o la izquierda, según las “necesidades” de los pueblos latinoamericanos, ante el riesgo de “una sola voz política” continental.

 

La funcionaria vaticana se escuda en ese rol para no opinar sobre la interna curial que amenaza al pontífice, pero sostiene que Bergoglio avanza sin tropiezos en la reforma eclesial para la que fue elegido y también lo defiende de quienes lo acusan de marxista, populista o auspiciante del "pobrismo". “Su discurso muchas veces es manipulado”, cuestiona.

 

Emilce Cuda, flamante secretaria de la Pontificia Comisión para América Latina.

-¿Tuvo que dar batallas en el mundo eclesial masculino? 

 

-Las mujeres tenemos un problema más allá de la Iglesia. También en el mundo secular las mujeres son invisibilizadas económica y legalmente cuando no tienen un trabajo asalariado, cuando lo tienen y cobran menos, cuando no se las respeta en su diferencia y su dignidad. Esa es una lucha que las mujeres damos en todos los campos. Si yo tuve que dar alguna batalla, pues no. La misma que doy en la vida, defendiendo mi ser mujer, defendiendo mi calificación, defendiendo mi modo de cuidar, de querer y de expresarme. Y eso va más allá de una institución, es la vida misma.

 

-¿Cómo leen en el Vaticano lo que sucede en Argentina?

 

-No se piensa en Argentina. La atención está puesta en el mundo latinoamericano que es Sudamérica, Centroamérica y los muchos latinos católicos en Estados Unidos. En el Vaticano no estamos pensando en Argentina como algo aislado sino que estamos pensando en todo el pueblo de la región.

 

-¿La deuda externa y cómo la negocian los países es tema de la PCAL?

 

-Cuando vemos que la creatura de Dios -ya sean las personas o la casa común (NdeR: el planeta)- está siendo indignada, a veces criminalmente tratada o traficada, entonces en ese contexto, desde nuestros principios de fe, estamos defendiendo que los seres humanos tengan la dignidad que corresponde. Si las deudas externas latinoamericanas impiden en nuestro pueblo la imagen de Dios, entonces la deuda externa es nuestro tema.

 

-¿En un contexto de puja política permanente sobre si el continente se inclina a la derecha o a la izquierda, es posible el sueño de la Patria Grande?

 

-Si quedó atrás el tema por estas tendencias hacia la izquierda y la derecha, creo que no. Pensaría que hubiera quedado atrás si tuviésemos una sola voz política; sin embargo, lo que estamos viendo es una representación variada de los intereses y las necesidades de nuestros pueblos. Eso favorece el diálogo, no aniquila la diferencia, la sienta a la mesa.

 

-¿La prédica medioambiental del papa ha calado en el mundo?

 

-Lo que el papa dice en la encíclica Laudato si es que la crisis ecológica es socioambiental. Sin embargo, se ha hipervisibilizado la cara ambiental hablando del cambio climático y se ha invisibilizado la cara social que tiene que ver con la falta de trabajo, con la baja calidad de la educación, con la baja calidad de la atención sanitaria. Entonces, si tomamos en cuenta que la Laudato si' dice que "solo se arregla lo ambiental a partir de lo social”, hay que evitar que ese discurso del papa sea manipulado, sea dominado en su sentido y termine siendo funcional a la venta de bonos verdes, simplemente.

 

-¿En el campo financiero ocurrió lo mismo?

 

-Ahí, en términos teológicos, hay que dar una batalla contra el dios dinero. Eso es una guerra mucho más grande, es el mal encarnado bajo una forma de mercancía que solo existe para reproducirse a sí misma, que es el capital financiero que ha eliminado y ha dejado al 62% de la población mundial desocupada, haciendo trabajos sin protección social. Si lográsemos calar hondo con nuestro discurso en el mercado financiero, habremos ganado la batalla final contra la crisis socioambiental. Quizás ahí está la causa de todos los males.

 

-¿Y qué hay en cuanto a movimientos populares y migrantes?

 

-Los movimientos populares están en agenda gracias a Francisco, que se subió a un avión y fue a escucharlos. De lo contrario, ¿quién hablaría de ellos? Ahora existen en el discurso. En cuanto a los migrantes, estamos haciendo un evento muy grande el 24 de febrero con estudiantes universitarios de todas las Américas, para reflexionar juntos y poner en marcha un programa que atienda y dé soluciones concretas a la causa estructural de la migración forzada de personas.

 

-A casi diez años del inicio del pontificado, ¿por qué sigue siendo resistido el programa de reformas de Bergoglio?

 

-La reforma que está impulsando el papa implica un cambio cultural que abarca todos los segmentos sociales y sectores: económico, político y cultura. Ha logrado poner en marcha un proceso de conversión. Un ejemplo es el Sínodo de la Amazonía, para tomar conciencia de que es el pulmón del mundo y que la biodiversidad es algo valioso. Otro ejemplo es la Asamblea Eclesial de América Latina, al haber convocado a todo un pueblo en un momento donde la representatividad política estaba en crisis. Hay que ver la reforma como un proceso, atentos a uno de los cuatro principios bergoglianos: “El tiempo es superior al espacio”.

 

-¿Qué le diría a quienes acusan al papa de populista, marxista o promotor del "pobrismo"?

 

-No debería enmarcarse en ninguno de esos conceptos. El papa está llevando adelante la prédica evangélica sobre la lucha social para que reine el amor y la igualdad entre las personas; lo está haciendo en términos ignacianos y desde un punto de partida que es el modo de hacer teología de la cultura latinoamericana. Es decir que, teniendo la realidad como punto de partida, y de acuerdo con todo el magisterio social y pontificio, ver de qué manera encontrar soluciones concretas que alivien el sufrimiento de las personas.

 

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