El sindicalista de izquierda Pedro Castillo se perfilaba en la noche de este domingo como el vencedor de la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Perú, pero con apenas el 16,1% de los votos, dijeron sondeos a boca de urna, por lo que deberá competir en el ballotage del 6 de junio. Su contendiente saldría de la pelea voto a voto que libraban el economista liberal Hernando de Soto y la populista de derecha Keiko Fujimori, empatados con 11,9%.
Así lo señaló un sondeo a boca de urna de la firma Ipsos, que no entregaba garantías debido a la escasa diferencia entre varios postulantes. También tenían chances de entrar al segundo turno el legislador centrista Yonhy Lescano, que recogía 11%, y el empresario derechista Rafael López Aliaga, con 10,5%, según divulgaron Panamericana TV, la radio RPP y los diarios El Comercio y La República.
Más atrás aparecían la izquierdista Verónika Mendoza, con 8,8%, y el exfutbolista de centroderecha George Forsyth, con 6,4%.
Así las cosas, se esperaba el conteo rápido de las autoridades electorales y el avance del escrutinio.
El estudio confirmó la paridad registrada entre esos siete candidatos, entre los cuales Castillo aparecía sexto en dos sondeos y séptimo en otro a una semana de los comicios.
Sin embargo, una simulación de voto realizada el sábado por Ipsos, cuando ya regía la veda electoral que impedía difundirla, lo reveló en primer término, seguido por De Soto.
“El pueblo es sabio, se identifica con quien nació del pueblo; lo primero que tengo que hacer si se confirma este resultado es agradecer a cada uno de los maestros y al pueblo en general”, afirmó Castillo en la localidad de Chota no bien se difundieron esas proyecciones.
Castillo, un crítico del modelo de libre mercado vigente y terror del mercado financiero, protagonizó un episodio risueño en esa ciudad a 36 kilómetros al sudeste de Cajamarca, la capital del departamento norteño homónimo, cuando fue a votar montando una yegua que se puso nerviosa y corcoveó ante la aglomeración de personas.
Los peruanos votaron para elegir presidente y renovar el Congreso en los comicios más abiertos de su historia, con 18 candidatos que no lograron capitalizar el gran descontento social en este país arrasado por el coronavirus.
Las elecciones coincidieron con un momento tan particularmente brutal de la pandemia, que las largas filas para votar se confundían en barrios de Lima con aquellas para conseguir oxígeno para familiares enfermos de coronavirus.
Solo cerca de mediodía, cinco horas después de que se abrieran las urnas, la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) informó que se había constituido 98% de las mesas, luego de que se verificara la ausencia de numerosas autoridades de mesa y el presidente Francisco Sagasti llamara a “los jóvenes” a asumir voluntariamente esa función.
Además de presidente y dos vicepresidentes -entre 18 fórmulas, el segundo mayor número en la historia de Perú, solo superado en 2006-, se elegían los 130 miembros del Congreso unicameral y cinco diputados al Parlamento Andino.
La dispersión en las preferencias electorales se verificaba también en el campo parlamentario, en el que hasta 12 partidos tenían posibilidades de ganar bancas, según las encuestas lo que, de ocurrir, dejará un panorama similar al actual, con 11 partidos y cuatro legisladores independientes.
Perú llegó a estos comicios en medio de una prolongada crisis política que consumió cuatro presidentes y dos Congresos en el actual quinquenio de Gobierno, agravada por el coronavirus y su impacto.
La economía de Perú sufrió en 2020 una de las mayores contracciones en todo el mundo y la primera en el país en más de dos décadas.
En ese contexto, las encuestas reflejaron un alto desinterés electoral ciudadano.