En La verdad sobre el transbordador Columbia, Roberto Fontanarrosa cuenta cómo un obrero argentino solucionó una falla técnica de la nave espacial con un pedazo de alambre. "Capaz de acá a un par de años le va a tener que pegar una revisadita", le dice el operario a un ingeniero de la NASA que lo miraba con ojos como platos. En el aquí y ahora, ese par de años puede reducirse a meses, pero en el Gobierno están convencidos de que la actividad económica empezó un repunte sostenido, traccionado por la industria y la construcción, y que si la brecha cambiaria y la inflación no se descontrolan, la producción puede consolidar su despegue y hasta dar algunas vueltas alrededor de la tierra.
Los datos que publicó el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) la semana pasada sobre industria y construcción fueron celebrados en el gabinete económico. Con la coyuntura urgente dominando la agenda (tarifas, la inflación y la deuda con el Fondo Monetario Internacional), el Índice de Producción Industrial (IPI) encadenó su tercera suba mensual consecutiva, en una tendencia sostenida desde la salida del aislamiento más duro pero interrumpida por el descalabro de la brecha cambiaria de octubre, y mostró un alza del 4,4% en comparación con enero de 2020.
La construcción sumó su quinta recuperación mensual seguida y trepó 23,3% contra enero del año previo. "La mejora industrial no es casual, sino que es el resultado de 150 iniciativas de desarrollo productivo vigentes, que consideran a nuestra industria nacional como estratégica para que las y los argentinos podamos vivir mejor", celebró vía Twitter el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas.
Para Kulfas, la industria y la construcción no viven un mero rebote, sino que crecen sobre nuevos fundamentos. La construcción aprovecha el costo en dólares más bajo en 15 años. La obra pública y el fomento oficial a la actividad privada, con ley de incentivos fiscales y blanqueo a medida, asegurarían un ciclo de dos o tres años de expansión a un sector que rápidamente dinamiza empleo directo e indirecto. La industria, dicen en Gobierno, avanza gracias a políticas sectoriales, impulsos al mercado interno (más vinculado al financiamiento que al salario) y la administración del comercio.
Existe en despachos oficiales la convicción de que la brecha cambiaria, uno de los dos problemas latentes de la macroeconomía, está bajo control y no representará un problema este año. La diferencia entre el tipo de cambio oficial y el paralelo es la menor en casi un año. Los altos precios de la soja y el ancla cambiaria del Banco Central provocaron un aumento en la liquidación de divisas que la autoridad monetaria usa para sedar el "contado con liqui".
En el BCRA creen que ganaron una batalla por las expectativas: sostienen que ahora los agentes del mercado compraron el ritmo de devaluación que anticipó el ministro de Economía Martín Guzmán. Funcionarios del ala económica coinciden en que Miguel Pesce podrá desactivar el aumento de la brecha que pueda ocurrir cuando el dólar gane ritmo electoral. Y acá no importa el costo, razonan: la brecha, como problema urgente, es más importante que la venta de bonos convalidando tasas de retorno de 15, 16 o 20 por ciento.
El otro gran nubarrón es el de la inflación. El Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del BCRA recortó el promedio de suba anual de las consultoras en casi dos puntos, hasta 48,1%, pero sigue casi 20 puntos por encima de la previsión oficial. El ataque a la inflación "mutilcausal" parece venir desde herramientas de la micro, como las reuniones con empresarios por costos, precios y salarios. Mientras los gremios convalidan paritarias en torno al 32% y Kulfas les adelanta a los proveedores de insumos que la pauta de aumentos de 2021 es el 25% del dólar, el Tesoro evita hasta donde puede el financiamiento con emisión monetaria.
En Desarrollo Productivo anticipan más discusiones con fabricantes y proveedores de insumos, luego de haber detectado subas en dólares que no se condicen ni con la depreciación del peso ni con la suba de los precios internacionales. También redoblarán inspecciones en comercios pequeños, en donde Precios Máximos es letra muerta.
Las empresas todavía están lejos de pensar que la macro "atada con alambre" les asegurará crecimiento. Las encuestas de expectativas difundidas en los últimos días anticipan un repunte de actividad, pero sin inversión y poca creación de empleo.
La Unión Industrial Argentina (UIA) difundirá en estos días su propio relevamiento, que mostrará que los industriales anticipan una recuperación heterogénea y aun frágil. "Sin grandes proyectos de inversión que traccionen fuerte, es difícil pensar en un boom de recuperación sostenida y sobre bases sólidas", indican en esa entidad. "Todavía la macro sigue muy endeble, no precisamente por la gestión actual, y entonces faltan herramientas para pensar más allá de este año", agregan.