La puja política por el abordaje de la seguridad entre el gobierno de Omar Perotti y la oposición entró en una zona pantanosa en la que permanecen atrapados con acusaciones al límite, operaciones y carpetazos. Mientras la oposición insiste en que el ministro de Seguridad de Santa Fe, Marcelo Sain, se quedó sin crédito, el gobierno apuesta a una solución estructural de largo aliento que no termina de domar los ánimos de la ciudadanía con las elecciones cada vez más cerca.
La oposición hizo causa común y se recuesta sobre los incesantes hechos violentos y delictivos para pulir las críticas a Perotti, quien aún carga con su campaña electoral donde prometía “orden y paz”, un eslogan que parece ir camino al epitafio. Incluso el socialismo y el radicalismo dejan de lado las fisuras que carcomen el futuro del Frente Progresista para cuestionar al unísono a Sain.
La inseguridad es un problema palpable que, además, incorporó activamente el reclamo ciudadano. Hasta el intendente de Rosario, Pablo Javkin, se corrió de la cordialidad que mantuvo durante la pandemia con la Casa Gris e hizo un fuerte reclamo público. El gobernador le ha dado el respaldo público a Sain continuamente, aunque el mojón de las elecciones y la demanda social hacen mirar con otro vidrio la situación y medir costos.
Todo el arco opositor entiende que, si salta el fusible Sain, Perotti se queda sin luz. Ya no ponen reparos en pedir su renuncia, sobre todo luego de la fallida exposición ante la Legislatura. Por eso machacan allí, pero se encuentran con un ministro con espalda para recibir y golpear duro. Un golpe por golpe entre el Ejecutivo y la Legislatura. Ya no se trata de una cuestión de lenguas picantes, sino de una disputa de poder que empieza a colocarse en los márgenes de la política a partir de maniobras poco prolijas.
Carpetazos
La semana pasada entró al convite las enormes posibilidades de la justicia. Diputados y diputadas del Frente Progresista hicieron una denuncia penal para que se investigue la compra de armas por parte del Ministerio de Seguridad al sospechar favoritismo hacia una empresa. Sain contragolpeó sin vueltas contra los referentes de la UCR, el senador Lisandro Enrico, y el diputado y ex ministro de Seguridad, Maximiliano Pullaro.
Los acusó de proteger al ex jefe de Drogas Peligrosas, Alejandro Druetta, quien está enjuiciado por narcopolicía, y no lo dejó ahí nomás: precisó conversaciones telefónicas expuestas durante las audiencias del juicio. “Druetta era su nene mimado”, disparó frente a periodistas. Apenas pasaron unas horas hasta que la desgrabación de esas comunicaciones llegó a las redacciones.
“Son tan berretas los servicios que trajo Perotti de Buenos Aires que la operación que montaron confirma todo lo que dijimos en 2012”, respondió Pullaro en clara referencia al ministro. En tanto, el senador Enrico le puso nombres y apellidos: “Sain parece el Jaime Stiuso de Santa Fe, aprieta periodistas, maltrata a los trabajadores policiales y le hace los trabajos sucios al Gobernador en contra de la oposición"
El barro está en el punto más álgido al punto que un carpetazo tapa a otro. Este lunes se filtró un audio del ministro donde tilda de pueblerinos a los santafesinos, desprestigia a los rosarinos y a la policía santafesina. Sain sostuvo que el audio privado tiene un año y medio y se lo envió “a un jefe de policía con pretensiones de ministro”. Se trata de Víctor Sarnaglia, quien salió eyectado tras pelearse con el propio Sain.
Tiempo fuera
Perotti le agregó la palabra “tiempo” al abordaje y no encastró con la demanda social urgente que pide soluciones inmediatas contra la violencia e inseguridad. Cada vez que puede carga las culpas al socialismo al explicar que no se puede resolver en un año lo que se desbordó en una década. No hay magia, repite, y descansa en el marco integral que quiere Sain: tres leyes de reforma policial para cortar el vínculo de la institución con el delito que no se sabe cuándo se aprobarán.