Mientras se debate la mecánica del retorno a la presencialidad en el marco de un ciclo lectivo que en la provincia de Buenos Aires está pautado arrancar el 1 de marzo, el gobierno de Axel Kicillof avanza en un proceso licitatorio para alquilar 240 aulas modulares por mes y por el término de un año. Según se especifica en la resolución de la Subsecretaría de Administración de la cartera educativa bonaerense, estas estructuras se destinarán a las escuelas que se encuentren en situación crítica en materia de infraestructura.
Las aulas “container” registran un historial de polémica, siendo uno de sus hitos más álgidos la intentona macrista de 2014 en la Ciudad por instalar estas estructuras para resolver la falta de vacantes, algo fuertemente cuestionado por ONGs, gremios y frenado por la Justicia. En la Provincia, Vidal efectivizó alquileres con el argumento de utilizarlo de forma provisoria hasta concretarse las mejoras edilicias en los establecimientos educativos en cuestión.
La medida es vista por los gremios docentes como un “último recurso” que se tiene que dar “provisoriamente” hasta que se cumpla con las obras de infraestructura. Pero en un contexto de pandemia los interrogantes también afloran en lo relativo al cumplimiento de los protocolos de distanciamiento y cuidados sanitarios.
Las medidas requeridas son similares al modelo que ofrece la empresa Basani, que ya fue contratada por Vidal.
“El aula container es muy elemental. Habría que ver qué equipamiento tienen”, sostuvo a Letra P el titular de Udocba, Miguel Ángel Díaz, quien, sin precisiones sobre la manera en que la Provincia utilizará estas estructuras, mostró cautela: “No creo que sea para la primera etapa” del retorno a la presencialidad.
Las especificaciones técnicas de esta licitación indican que cada "módulo metálico portátil y desarmable de chapa galvanizada" debe tener una medida de 6 metros de largo, 4,6 de ancho y 2.3 de alto. En cuanto a la ventilación, requiere cuatro ventanas y dos equipos de aire acondicionado frío/calor.
“Los protocolos va a haber que cuidarlos, el distanciamiento social también y todo lo que haga al cuidado hay que exacerbarlo en esta etapa”, enfatizó Díaz de cara al ciclo lectivo 2021, al marcar que “preocupa muchísimo” la llegada de una “segunda ola”.
Por otro lado, ante la consulta de este medio, en Suteba detallaron que el aula modular es considerado “como un recurso último y temporario”, que debe ir en paralelo al proyecto de construcción de las aulas o de los edificios escolares faltantes. Y añadieron que la apelación a este recurso tiene que ser aprobado en las UEGD (Unidades Educativas de Gestión Distrital), ámbito colectivo en los que se abordan las problemáticas edilicias.
“Hay comunidades en que es fundamental que se vayan resolviendo los espacios físicos, porque una construcción de edificio lleva mucho tiempo”, señalaron al marcar las razones que fundamentarían la instalación provisoria de estas aulas. Amén de esto, aclararon que, “si hay alguna factibilidad de presencialidad en este ciclo lectivo, los espacios físicos deben estar y cumplir los protocolos correspondientes, ser dignos y seguros”.
En Suteba recordaron que durante el vidalismo “no se construyeron escuelas ni se hicieron las ampliaciones de aulas. Es más, se paralizaron obras de construcción que estaban al 80/90% de realización”, dijeron, lo cual generó “un faltante muy importante que implicó superpoblación de aulas por ejemplo de nivel inicial que no tuvieran vacantes en jardines públicos. Por eso, solicitamos la construcción de escuelas”.