REPORTAJE | LUCAS ROMERO

“La voz de Cristina siempre será más fuerte que la de Alberto Fernández"

El director de Synopsis analiza el “rol protagónico” de la vicepresidenta y advierte sobre los peligros de "desentonar" con Fernández. La distante relación entre Kicillof y los intendentes.

A poco más de dos meses de llegar al poder, el presidente Alberto Fernández tuvo que salir aclarar que no existe “un doble comando” con Cristina Kirchner en el Gobierno. “Yo tengo la lapicera y los cartuchos de tinta”, afirmó el jefe de Estado. No obstante, reconoció que la “consulta mucho” a la hora de tomar decisiones porque tiene “una inteligencia singular” y la experiencia de haber sido ocho años presidenta.  

 

El director de la consultora Synopsis, Lucas Romero, analizó la relación entre el Presidente y la vice en medio de la renegociación de la deuda con el FMI y aseguró que “la voz de Cristina siempre será más fuerte que la de Alberto, porque ella lo presidenció”.   

 

“La figura de Cristina siempre será de peso. Si ella habla y desentona, inevitablemente obliga a Fernández a coincidir con ella”, explicó el politólogo en diálogo con Letra P.

 

En otro orden, Romero también analizó el rol de los gobernadores con el gobierno nacional, explicó por qué Axel Kicillof no logra tener un vínculo más cercano con los intendentes y habló del futuro de Juntos por el Cambio.  

 

  

-¿Cómo evalúa los dos primeros meses de gobierno de Alberto Fernández?

 

-Es un inicio de ciclo bastante particular, porque la dinámica política está subsumida a la dinámica económica. El primer mandato electoral de Alberto Fernández fue resolver la recesión y la alta inflación. El Presidente tiene como principal desafío renegociar la deuda externa. Si quisiera levantar las paredes de un programa económico para sacar a la Argentina de esta situación de estanflación y encaminarla hacia el crecimiento y el desarrollo, lo primero que tendría que hacer sería resolver el tema de la deuda.

 

-¿Cómo analiza la relación entre Fernández y Cristina Kirchner?

 

-Cristina tiene una función muy especial dentro del Gobierno, porque ella no es (Gabriela) Michetti. Su voz siempre será más fuerte que la de Alberto, porque ella lo presidenció. La  figura de Cristina siempre será de peso. Si ella habla y desentona, inevitablemente obliga a Fernández a coincidir con ella.

 

-¿Es lo que ocurrió con el pedido de una quita de la deuda argentina al FMI?

 

-Exacto. Alberto Fernández fue a Europa y mantuvo un discurso con los líderes europeos buscando la cooperación para la negociación de la deuda. Recogió por parte de los emisarios del Fondo el pedido de no poner en foco el rol que tuvo el organismo en el programa stand by que firmó con el gobierno anterior. A los días, salió Cristina a desentonar con un pedido de quita de la deuda y cuestionando el rol del FMI. Ahí se vio una falta de sintonía entre ambos. Cristina no puede tener una voz disonante de la de Alberto, porque eso va en detrimento de la autoridad política de él e inevitablemente lo perjudica.

 

"Alberto tiene un claro protagonismo porque es el presidente, pero en la elección de funcionarios hubo una clara injerencia de Cristina".

-¿Alberto Fernández es el líder del oficialismo o tiene que construir ese liderazgo?

 

-El liderazgo es el ejercicio del poder que se manifiesta de dos formas: en la toma de decisiones y en la designación de funcionarios. En la toma de decisiones tiene un claro protagonismo porque es el Presidente, pero en la elección de funcionarios hubo una clara injerencia de Cristina. No hay una centralidad del poder en Alberto Fernández. Hay una sociedad entre Alberto y Cristina que ejerce el poder.

 

-¿Existe un doble comando en el Gobierno?

 

-Alberto Fernández seguramente tenga más en cuenta la opinión de Cristina que la de cualquier otro dirigente del Frente de Todos. Cristina es consciente de esa incidencia. El doble comando funciona en esos términos: el que toma las decisiones es Alberto, pero la opinión de su vice es decisiva. 

 

-¿Por qué el Presidente no pudo controlar la interna que se desató en el oficialismo a partir del debate de los presos políticos?

 

-Es un claro síntoma de que la centralidad de poder no está en el Presidente. Hay un pase de factura a Alberto por parte de ese sector que sostiene que hay presos políticos. El Presidente ya dejó en claro cuál es su posición ante la Justicia y hay un sector enojado con él porque no toma las decisiones que ellos quisieran.

 

-¿Por qué los intendentes tienen una relación más cercana con el Presidente que con el  gobernador Axel Kicillof?

 

-Alberto Fernández tiene el interés de controlar la relación con los intendentes, que es lo que hizo Néstor Kirchner cuando llegó al poder. Este gobierno tiene la mayor presencia de intendentes en lugares protagónicos del gobierno nacional. Kicillof también intenta controlar esa relación, pero está teniendo malos resultados. Alberto sabe hacer política y es hábil para establecer relaciones. En cambio, Kicillof es un economista de formación que cumplió un rol técnico y que hoy está en los primeros pasos de un dirigente político. Esa es la diferencia entre ambos y por eso la manera de acercarse a los intendentes es distinta.

 

-¿Cómo se reacomodó Juntos por el Cambio en este nuevo rol opositor y en especial Mauricio Macri?

 

-El 40% de los votos que obtuvo la oposición en las elecciones de octubre terminó siendo un gran activo. Es un gran incentivo para conservar la unidad. Habitualmente, la oposición tiene mayor dificultad para sostener la unidad, mucho más cuando no hay un líder definido. No hay un reconocimiento al liderazgo de Macri. Esto lo obliga a aceptar esta conducción colegiada de Juntos por el Cambio. Por ahora, esto le sirve a la oposición para mantenerse unida. Todos los actores son conscientes de que tienen dos caminos de cara a las elecciones de 2021: convivir juntos o morir por separados.

 

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