Tras un trabajo de cuatro años y luego de 350 entrevistas, el docente y abogado Sebastián Rey presenta su libro “La Argentina en el banquillo”, en el que resalta historias de vida frente a litigios que tuvieron que llegar a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). "Quise darle voz a las víctimas de los distintos casos", contó en diálogo con Letra P, y recordó el vínculo de los organismos de Derechos Humanos con los distintos gobiernos. Además, explicó cómo impactó en la región el regreso de gobiernos conservadores.
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Adolfo Pérez Esquivel, Estela de Carlotto, Graciela Fernández Meijide, Jorge Fontevecchia, Horacio Verbitsky, Raúl Zaffaroni, Ricardo Gil Lavedra y Santiago Cantón son solo algunos de los testimonios que recoge el libro, que tuvo su primera presentación el 15 de octubre.
BIO. Es abogado de la Universidad de Buenos Aires y magíster en Derechos Humanos de la Universidad Nacional de La Plata. Además, es investigador y profesor de Derechos Humanos (UBA y UNPAZ). Secretario de Primera Instancia (DGN).
-¿Por qué decidió escribir un libro sobre las denuncias contra el Estado?
-Quise darle voz a las víctimas de los distintos casos. El libro parte de una investigación que inicié hace cuatro años y refleja la historia de los Derechos Humanos en la Argentina desde 1976 hasta 2020. La clave de este libro son las 350 entrevistas a los protagonistas de los casos, entre las que se destacan ex ministros de Relaciones Exteriores y Justicia, abogados de las víctimas, familiares y miembros de la CIDH.
-¿Cuál fue el caso que más lo impacto?
-El caso Fornerón de Entre Ríos. En 2000, una mujer entregó en adopción a su beba a una pareja de Buenos Aires después del parto. Desde el primer día, el padre de la criatura inició una lucha judicial para recuperar a su hija, que fue entregada sin su consentimiento. La Justicia entrerriana, en distintos fallos, le negó sus derechos como padre. En 2012, la Corte Interamericana ordenó reestablecer el vínculo entre padre e hija, pero cuando la chica cumplió 18 años dejó de verlo. Es muy fuerte la entrevista a ese padre.
-¿Qué gobierno tuvo la mejor relación con los organismos de DD.HH.?
-Sin duda, el de Néstor Kirchner. Durante su gobierno, se retoma la idea de llegar a acuerdos con las víctimas, de solución amistosa. En cambio, en los gobiernos de (Fernando) De la Rúa y de (Mauricio) Macri la relación fue muy mala.
-El libro se pregunta si Kirchner utilizó a los organismos. ¿Logró responder esa pregunta?
-Sí, es una frase de la entrevista a Verbitsky. Él dice que, desde que volvió la democracia, los organismos de Derechos Humanos llevaron sus reclamos al Ejecutivo y nunca les dieron bolilla. Entonces, Néstor fue el primero en escuchar los reclamos.
-¿Cómo impactó en la región el regreso de gobiernos conservadores?
-Eso fue muy fuerte. En la época del caso Walter Bulacio, la Corte Suprema de Justicia dice, por primera vez, que va a cumplir la sentencia de la Corte Interamericana. Esa decisión generó efectos positivos en otros estados de la región y Argentina se convirtió en el país líder en materia de aplicación estándar de Derechos Humanos. Con la aparición de los gobiernos conservadores, esa situación va cambiando en Argentina y en los países de la región.
-¿Los Derechos Humanos son un negocio millonario, como decía el macrismo?
-No, es falso, porque el sistema de protección internacional da reparaciones muy bajas a las víctimas. Argentina tuvo un poco más de 30 condenas a lo largo de la Corte Interamericana, que suman cinco millones de dólares. Es un camino muy largo el que debe recorrer la víctima o sus familiares para tener justicia. Es muy difícil encontrar testigos y prueba cuando pasan muchos años. La impunidad en materia de Derechos Humanos es una característica en todos los países del mundo. Hay un montón de casos que siguen buscando justicia.