BOGOTÁ (Enviado especial) Como en una metáfora del ballotage que afronta Colombia este domingo, en la mañana de esta ciudad, el sol se resiste a quedarse en su lugar, pero tampoco la llovizna termina de transformarse en lluvia. Iván Duque y Gustavo Petro están viviendo el momento político más importante de sus vidas: las últimas encuestas marcaron que, aunque el primero mantenía su ventaja, el segundo la achicaba y dejaba algún margen para un final distinto.
Lejos de esta tensión, muchos colombianos prefirieron quedarse en su casa mirando un Mundial de fútbol que sí esta dando espacio para las sorpresas. Detalles del destino, en la jornada electoral jugaban Alemania y Brasil, justamente, las selecciones con más títulos y la tentación era grande. Jurados de mesa (lo que en Argentina serían autoridades de mesa) le contaban a Letra P que hubo flujo fuerte de votantes antes y después de los partidos y que, en general, notaban menos afluencia que la que había habido en la primera vuelta.
Los testigos (fiscales) de Colombia Humana, la alianza política que respalda a Petro, se encargan de remarcar lo que para ellos constituye una novedad en la elección colombiana: votantes que, con su celular, le sacan una foto a su voto (en Colombia hay boleta única, se marca con una X el candidato) para presumiblemente certificarlo y poder cobrárselo después a algún puntero y/o dirigente. La "Maquinaria" le dicen aquí a lo que en Argentina se llama el "Aparato", que se nutre en partes iguales de necesidades y especulaciones.
Plaza Bolivar es la plaza principal de Bogotá. Como toda ciudad fundada por españoles, alrededor de la misma están los principales edificios públicos y un cuidado cerco policial deja el centro libre para que las palomas lo aprovechen a gusto. En la Catedral, algunos feligreses participan de la misa del domingo y del otro lado están instaladas una veintena de mesas de votación.
María del Carmen, de unos cincuenta años, llega a votar con su madre. Ambas votan por Petro "porque es hora de que la izquierda llegue al gobierno en Colombia", dice ella. Apela al ejemplo de Salvador Allende en Chile, aunque inmediatamente aparece su trágico final y pregunta: "En Argentina la señora Kirchner si hizo cosas buenas, ¿no?". Su madre recuerda a los tres líderes políticos más importantes que tuvo la izquierda colombiana, Jorge Gaitán, Luis Carlos Galán y Carlos Pizarro. Todos, con un mismo final: magnicidios.
La violencia cruza toda la política colombiana. Francisco se acerca en andador a votar y dice que viene a hacerlo "para que no gane Petro" y le echa en cara su pasado como guerrillero del M19, un grupo insurgente que llegó a tomar el Palacio de Justicia (aquí, en Plaza Bolívar) y que dejó las armas a principios de los 90. "Voto por los muertos y por los sobrevivientes, por eso voto a Duque", agrega.
Sin tanta vehemencia, con su hijo adolescente de la mano, que la alienta a expresarse, Angie sorprende diciendo que votó en blanco. ¿Porque hacerlo en un sistema de voto voluntario? "Porque hay que cumplir con el deber cívico, hay que participar más allá de que, como ninguno de los dos candidatos me convence, decidí hacerlo en blanco".
Hay más posiciones en esta recorrida. En la primera vuelta, Clemencia votó por el centrista Sergio Fajardo porque, previsiblemente, no le gustan "los extremos". Sin embargo, ahora no duda y acompañará con su voto a Petro. "Del otro lado (por Duque) se juntó toda la derecha, los dueños del país, los poderosos de siempre: hay que apostar a cambiar". Clemencia se muestra dolida con el llamado de Fajardo a votar en blanco. "No sé porque lo hizo, él sabe quiénes son unos y otros, no debería dudar".
Para el final, la realidad muestra una cara menos amable. Evelyn dice que iba a votar en blanco o a no votar porque "no me gusta ninguno ", pero cuenta que sus jefes y sus clientes le insistieron con que había que votar a Duque, "porque, si no (si ganaba un candidatro de izquierda), se iban a ir todos los inversores e iban e cerrar los negocios". "A desgano, pero voté a Duque", afirma.